5 de julio de 2013

Efectos del amor en el cerebro humano

Las respuestas neurológicas en el cerebro al estar enamorados, son las mismas que se encienden cuando alguien está bajo la influencia de narcóticos duros. Es por eso que desenamorarse duele durante tanto tiempo. Y aunque el amor en su forma más pura sea mucho más que un cóctel químico, los estudios cerebrales revelan resultados interesantes, y quizá hasta nos ayuden a entender ciertos comportamientos que "se apoderan" de nosotros cuando estamos en ese estado.

Según Helen Fisher, de la Universidad de Rutgers, quien ha pasado su vida investigando los efectos del amor en el cerebro, dos sorprendentes áreas del cerebro se iluminan cuando este está concentrado en su objeto de afecto. La primera es parte de nuestro cerebro primitivo, reptiliano, o núcleo caudado. También notó que áreas del cerebro asociadas con la creación de dopamina y norepinefrina (Químicos que se asocian con el placer y la emoción) están muy activas cuando amamos a alguien.

Con respecto a lo anterior, Fisher comenta: "Con razón los amantes pueden hablar durante toda la noche, o caminar hasta el amanecer, escribir poesía extravagante y correos electrónicos tan reveladores, cruzar continentes u océanos solo para abrazarse un fin de semana, cambiar de trabajo o de estilo de vida, o incluso morir por el otro. Inundados en químicos que confieren concentración, resistencia y vigor, conducidos por el motivador motor de la mente..."

El núcleo caudado, o cerebro reptiliano, podría ser el lugar en donde la primera llama del amor se enciende, es considerado por muchos como el lugar que alberga al ego. Don Juan Matus, nativo americano, habló alguna vez sobre esta región del cerebro:
"Tenemos un predador que vino de las profundidades del cosmos y tomó las riendas de nuestras vidas. Los seres humanos somos sus prisioneros. El Predador es nuestro señor y nuestro dueño. Nos ha vuelto dóciles, indefensos. Si queremos protestar, suprime nuestra protesta. Si queremos actuar independientemente, nos demanda que no lo hagamos… Todo este tiempo he estado evitando ir al grano, insinuando que algo nos tiene prisioneros. De hecho, estamos presos!! No es de extrañar que el enamoramiento nos hace sentir que somos propiedad de otra persona.

Fuente: (WakingTimes)

2 comentarios:

  1. Un artículo muy interesante sobre algo que todos imaginábamos, pero solamente la ciencia lo afirma. A veces deberían tenerse en cuenta estos atenuantes ante ciertas conductas
    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si Paco, sabiendo esto creo que se podrían justificar ciertas conductas, aunque también creo en que podemos llegar a dominarlas... es nuestra responsabilidad ;)
      Saludos!!

      Eliminar

Si tienes algo que decir, opinar o aportar... Bienvenido será.