9 de abril de 2014

Consciencia transgresora

Decimos los humanos que aquello que nos distingue de otras especies es la consciencia: Podemos percatarnos, darnos cuenta, en el sentido de arrojar luz sobre algo, de querer ver, mirar y cuestionarnos aquello que vemos.

La imagen del iceberg es interesante en ese sentido como metáfora: sólo una parte emerge del agua, lo consciente que se hace visible; mientras que lo inconsciente, que tiene una mayor masa, permanece debajo, oculto y sostiene lo visible. Aunque no lo veamos a simple vista, está. Esta imagen es una sugerente metáfora para mostrar como todo aquello que no vemos (y quizá no queremos ver) continúa funcionando y nos dirige.



La película ‘The Matrix’ es una buena parábola para ilustrar que ocurre cuando uno decide tomar conciencia: 
En un momento dado, Neo se encuentra ante la tesitura de tomar la pastilla roja o la azul. Morfeo le avisa que una vez se decida por una u otra, no hay vuelta atrás. Opta por tomar la roja.
En una escena posterior, Morfeo le muestra la realidad del mundo de las máquinas y le dice la famosa frase; "Bienvenido al desierto de lo real". Y Neo, ante el desierto de lo real, desearía volver hacia atrás y tomar la pastilla azul. Que por cierto, es lo que ocurre en Un mundo feliz, de Aldous Huxley, donde se nos muestra una sociedad medicada para evadirse.

Nos agrade o no, la especie humana tenemos esta capacidad de tomar consciencia (y recordar) sobre nuestra manera de ser, hacer y actuar. El uso que hagamos de esa consciencia nos puede llevar de un estado de zombificación, en el que apenas nos planteamos algo sobre nuestras vidas y nos damos el papel de víctimas de las circunstancias, a un uso activo de la consciencia, en el que podamos cuestionarnos la vida que estamos llevando, nuestras necesidades reales, nuestros deseos y esperanzas y eso nos puede llevar a tomar decisiones. Pasamos de una vida que nos ocurre a una vida que lideramos, por utilizar una palabra de moda.

Es en este sentido que hablo de consciencia transgresora. Del latín transgredior, ir (gradior) más allá (trans), atravesar, sobrepasar. 
Creemos que las revoluciones son sólo externas, cuando también pueden ser internas y probablemente empiecen en ese terreno. Podemos poner en funcionamiento nuestra consciencia y empezar a decidir en nuestras vidas, aunque también tenemos la opción de no ponerla en funcionamiento y acomodarnos en el "esto es lo que hay".

Fuente: Eulàlia París, antropóloga y terapeuta.

5 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo, creo que las revoluciones deben empezar a nivel interior. También pienso que si no somos conscientes de nuestra vida, no merecerá la pena nuestra existencia y además, decirte que me encanta la analogía de la consciencia y del inconsciente con el iceberg, resulta tan bonito ver así esos niveles tan complejos que tanto nos cuesta trabajar y entender, en medio de un inmenso mar, con esas dimensiones tan extraordinarias...
    Me ha encantado...
    Un abrazo Manuel

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    1. Gracias Sofya. La analogía del iceberg se ha utilizado mucho para mostrar lo que se ve y lo que no se ve, pero que existe igualmente.
      Un abrazo!

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  2. ¡Cuanto nos ha dado Neo, Morfeo y el oráculo!
    Me encanta tu texto. Como siempre.

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  3. Un placer que te guste, Eva... Gracias!!

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  4. Wau!!! me encanta tu consciencia transgresora,jajaja. Gracias por compartirla a través de este estupendo post.Por cierto la película y el libro que mencionas son de mis favoritos.
    Un Abrazo :)

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