16 de mayo de 2015

Una enseñanza acelerada


Matajuro Yagyu, hijo de un célebre maestro del sable, fue renegado por su padre quien creía que el trabajo de su hijo era demasiado mediocre para poder hacer de él un maestro. Matajuro, que a pesar de todo había decidido convertirse en Maestro de sable, partió hacia el Monte Futara para encontrar al célebre maestro Banzo. Pero Banzo confirmó el juicio de su padre:

- No reunes las condiciones.

- ¿Cuántos años me costará llegar a ser Maestro si trabajo duro? - insistió el joven.

- El resto de tu vida - respondió Banzo.

- No puedo esperar tanto tiempo. Estoy dispuesto a soportarlo todo para seguir su enseñanza. ¿Cuánto tiempo me llevará si trabajo como servidor suyo en cuerpo y alma?

- ¡Oh, tal vez diez años!

- Pero usted sabe que mi padre se está haciendo viejo, pronto tendré que cuidar de él. ¿Cuántos años hay que contar si trabajo más intensamente?

- ¡Oh, tal vez treinta años!

- ¡Usted se burla de mí. Antes eran diez, ahora treinta!. Créame, haré todo lo que haya que hacer para dominar este arte en el menor tiempo posible.

- ¡Bien, en ese caso, se tendrá que quedar usted sesenta años conmigo! Un hombre que quiere obtener resultados tan deprisa no avanzará rápidamente - explicó Banzo.

- Muy bien _declaró Matajuro, comprendiendo por fin que le reprochaba su impaciencia_ acepto ser su servidor.

El maestro le pidió a Matajuro que no hablara más de esgrima, ni que tocara un sable, sino que lo sirviera, le preparara la comida, le arreglara su habitación, que se ocupara del jardín, y todo esto sin decir una palabra sobre el sable. Ni siquiera estaba autorizado a observar el entrenamiento de los demás alumnos.

Pasaron tres años. Matajuro trabajaba aún. A menudo pensaba en su triste suerte, él, que aún no había tenido la posibilidad de estudiar el arte al que había decidido consagrar su vida.

Sin embargo, un día, cuando hacía las faenas de la casa, rumiando sus tristes pensamientos, Banzo se deslizó detrás de él en silencio y le dio un terrible bastonazo con el sable de madera (boken). Al día siguiente, cuando Matajuro preparaba el arroz, el Maestro le atacó de nuevo de una manera completamente inesperada. A partir de ese día, Matajuro tuvo que defenderse, día y noche, contra los ataques por sorpresa de Banzo.

Debía estar en guardia a cada instante, siempre plenamente despierto para no probar el sable del maestro. Aprendió tan rápidamente que su concentración, su rapidez y una especie de sexto sentido, le permitieron muy pronto evitar los ataques de Banzo.
El maestro le anunció que ya no tenía nada más que enseñarle.

Autor: Anónimo
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Este relato, aplicado a la vida contemporánea, me lleva a la reflexión de que; a pesar de los "sinsabores" que podemos experimentar en nuestra vida cotidiana y en ocasiones, incluso sentirla como una losa pegada a nuestra espalda. Si somos capaces de encontrar y mantener un propósito... sea cual sea, (desde proponerte cuidar de ti y/o de alguien, hasta proponerte alcanzar ese objetivo o meta) que nos haga "luchar" por él, iremos poco a poco apreciando la gran variedad de sabores que nos brinda la vida, y cuando aparezca la losa, la sentiremos más liviana, o sea, seremos capaces de soportarla.
Y si a lo anterior le añadimos y aplicamos la famosa coherencia: "que lo que pienses, coincida con lo que sientes y dices"... Es posible que, como le ocurrió al protagonista del cuento, se llegue a desarrollar o ampliar ese sexto sentido que, entre otras cosas, nos lleve a disfrutar de cada instante.

2 comentarios:

  1. Buenas,
    Tienes razón en lo que dices. Aplico pequeños retos a mi vida y cosas pequeñas que me benefician y me hacen que al final del día haya disfrutado de algunas de las cosas que he tenido ese día. Por contra, también hay pequeñas malas cosas que hacen que no me pueda escapar de ellas y me sienta atrapado. Pero bueno, intento buscar un equilibrio bueno y dejar a un lado las que considero "malas". No me va mal, pero hay días buenos y días malos.
    Saludos!!

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    1. Esa es la clave!! Equilibrio... Y espero que poco a poco vayas desechando la balanza de lo "bueno" y lo "malo" ;)
      Saludos Jotapé!!

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