Mostrando entradas con la etiqueta cuento. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta cuento. Mostrar todas las entradas

7 de diciembre de 2015

Cuando la ira te inunda. Cuento

Cuentan que un hombre sufría a menudo ataques de ira y cólera, así que un día decidió solucionar este problema. Para ello, le pidió ayuda a un viejo sabio que tenía fama de conocer la naturaleza humana. Cuando llegó, le dijo:

- Señor, quiero que me ayudes, tengo fuertes arranques de ira que están arruinando mi vida. Sé que soy así, pero también sé que puedo mejorar.

- Lo que me cuentas es muy interesante - dijo el anciano. De todas formas, para poder tratar tu problema, necesito que me muestres tu ira. Solo así podré descubrir su naturaleza.

- Pero ahora no estoy enfadado - argumentó el hombre.

- Bien - contestó en anciano. - En ese caso, la próxima vez que la ira te invada, ven lo más rápido que puedas a enseñármela.

El hombre estuvo de acuerdo y regresó a su casa. A los pocos días sufrió un ataque de cólera y marchó rápidamente a ver al anciano. Sin embargo, el sabio vivía en lo más alto de una colina muy alejada, así que cuando alcanzó la cima y se presentó al sabio…

- Señor, estoy aquí de nuevo.

-Estupendo, muéstrame tu ira.

Pero al pobre hombre se le había pasado el enojo durante el camino.

- Es posible que no hayas venido lo suficientemente rápido - dijo el anciano. - La próxima vez corre más deprisa y así llegarás todavía enfadado.

Pasados unos días, al hombre le asaltó otro fuerte ataque de cólera y, recordando la recomendación del sabio, comenzó a correr cuesta arriba. Cuando media hora después llegó completamente agotado a casa del viejo, este le reprendió:

- Esto no puede continuar así, otra vez llegas sin ira. Creo que debes esforzarte más y subir la cuesta mucho más rápido. De otro modo no voy a poder ayudarte.

El hombre se fue entristecido, jurándose a sí mismo que la próxima vez correría con todas sus fuerzas para llegar a tiempo de mostrar su ira.

Pero no ocurrió así. Una y otra vez subía la cuesta, y cada vez llegaba más fatigado y sin rastro de ira.

Un día que llegó especialmente extenuado, el maestro, por fin le dijo:

- Creo que me has engañado. Si la ira formara parte de ti, podrías enseñármela. Has subido veinte veces y nunca has sido capaz de mostrarla. Esa ira no te pertenece. No es tuya. Te atrapa en cualquier lugar y con cualquier motivo, pero luego te abandona. Por tanto, la solución es fácil: la próxima vez que quiera llegar a ti, no la recojas.
(Anónimo)
                 ______________________________________________________________________________


La ira es un mecanismo de defensa que, básicamente, se activa cuando la percibimos en otra persona en medio de una discusión, un desencuentro, etc...
Pero también es una emoción (como todas) que nos invade, o sea, no nos pertenece.



8 de noviembre de 2015

Tal armero, tal arma. Cuento

"El sable es el alma del samurai", nos dice una de las más antiguas máximas del Bushidô, la vía del guerrero. Símbolo de virilidad, lealtad y coraje, el sable es el arma favorita del samurai.
El sable, en la tradición japonesa, es algo más que un instrumento temible, algo mas que un símbolo filosófico. Es un arma mágica, que puede ser benéfica o maléfica, según la personalidad del forjador y del propietario.

El sable es la prolongación de los que lo manipulan, y se impregna misteriosamente de las vibraciones que emanan de sus seres.

Los antiguos japoneses, inspirados por la religión shinto, conciben la fabricación de un sable como un trabajo de alquimia en el que la armonía interior del forjador es mas importante que sus capacidades técnicas. Antes de forjar una hoja, el maestro armero pasaba varios días meditando y después se purificaba practicando abluciones en agua fría. después, vestido con hábitos blancos, ponía manos a la obra en las mejores condiciones interiores para crear un arma de gran calidad.

Masamune y Murasama eran dos hábiles armeros que vivieron a principios del siglo XIV. Los dos fabricaron unos sables de gran calidad. Murasama, de carácter violento, era un personaje taciturno e inquieto. Tenia la siniestra reputación de fabricar hojas temibles que empujaban a sus propietarios a entablar combates sangrientos o que, a veces, herían a quienes las manipulaban. Por el contrario, Masamune era un forjador de una gran serenidad que practicaba el ritual de la purificación para forjar sus hojas. Aún hoy en día, son consideradas como las mejores del País.

Un hombre que quería averiguar la diferencia de calidad que existía entre ambas formas de fabricación, introdujo un sable de Murasama en el cauce de un río, con el filo orientado contra la corriente. Todas las hojas que pasaban flotando y tocaba el sable se cortaban en dos. A continuación introdujo el sable fabricado por Masamune. Las hojas se deslizaban intactas bordeando el filo del sable como si este no quisiera hacerles daño. Ninguna de ellas fue cortada.

El hombre dio entonces su veredicto; "La Murasama es terrible, la Masamune es humana".
(cuento zen)
                                  ----------------------------------------------------------------

Según nos dice (de manera metafórica) el relato; El sable es el alma del guerrero.
Y yo digo; El forjador del "sable" es tu mente, por lo que, así como la utilicemos y la "alimentemos", así serán nuestras acciones.

Entrada relacionada: Forjando el carácter



8 de agosto de 2015

La creación de las Perlas. Cuento

Un maestro le explicaba a su alumno más aplicado cuál es el origen de las perlas:

_"Son uno de los objetos más bellos de la naturaleza pero, paradójicamente, son fruto del dolor, de la herida causada en su interior por la entrada de una sustancia extraña. Solo hace falta que un diminuto grano de arena se introduzca en la concha para que las células del nácar que las recubre por dentro comiencen a hacer su lento trabajo cubriendo, capa tras capa, el cuerpo invasor para proteger la parte indefensa de la ostra. El resultado de esa “herida cicatrizada” será la perla"._

_"A los humanos nos sucede algo muy parecido"_ continuó el profesor ante la cara de extrañeza de su alumno. _"Hay gente que puede decirnos palabras ofensivas. En otras ocasiones, nos acusarán de haber dicho cosas que jamás salieron de nuestra boca. Incluso podemos ser objeto de otra forma de rechazo, la indiferencia. Todo eso son heridas que nos producirán mucho dolor"._

_"¿Y qué debemos hacer nosotros para protegernos?"_, le preguntó el muchacho.
A lo que el sabio maestro respondió:
_"Lo que debes hacer es fabricar tu propia perla. Cubriendo cada una de tus heridas de amor, perdonando y comprendiendo, transformarás ese dolor en algo muy valioso".
Autor: Anónimo


30 de julio de 2015

Viaje a Itaca

Ulises, atado al mástil, escucha el canto de las sirenas.
Cuando emprendas tu viaje a Itaca 
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.            
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.

Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.

Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.

Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya que significan las Itacas.
(C. P. Cavafis. Antología poética. )

Mientras vivimos nos ocurren cosas, interactuamos con otros que en principio nos da la impresión de que nos ayudan, o por contra, nos ponen trabas en nuestro viaje... Cuando en realidad, el mejor y peor amigo puede ser uno mismo. Aunque aún no conseguimos eso que creíamos que iba a suceder (Itaca), la aventura será más enriquecedora si observamos las cosas (circunstancias, emociones, relaciones, etc...) con serenidad. Con esta actitud aprendemos de nosotros mismos, de nuestras experiencias, aprendemos a tomar decisiones respecto a nuestra vida de las que no nos arrepentiremos... Y hasta es posible, mientras viajamos hacia nuestra "isla", que nos demos cuenta de cosas que antes se nos pasaban por alto.

P.D. Mucho se puede sacar de este sabio poema... Espero que lo leáis con mucha serenidad y saquéis mucho de él ;)

16 de mayo de 2015

Una enseñanza acelerada


Matajuro Yagyu, hijo de un célebre maestro del sable, fue renegado por su padre quien creía que el trabajo de su hijo era demasiado mediocre para poder hacer de él un maestro. Matajuro, que a pesar de todo había decidido convertirse en Maestro de sable, partió hacia el Monte Futara para encontrar al célebre maestro Banzo. Pero Banzo confirmó el juicio de su padre:

- No reunes las condiciones.

- ¿Cuántos años me costará llegar a ser Maestro si trabajo duro? - insistió el joven.

- El resto de tu vida - respondió Banzo.

- No puedo esperar tanto tiempo. Estoy dispuesto a soportarlo todo para seguir su enseñanza. ¿Cuánto tiempo me llevará si trabajo como servidor suyo en cuerpo y alma?

- ¡Oh, tal vez diez años!

- Pero usted sabe que mi padre se está haciendo viejo, pronto tendré que cuidar de él. ¿Cuántos años hay que contar si trabajo más intensamente?

- ¡Oh, tal vez treinta años!

- ¡Usted se burla de mí. Antes eran diez, ahora treinta!. Créame, haré todo lo que haya que hacer para dominar este arte en el menor tiempo posible.

- ¡Bien, en ese caso, se tendrá que quedar usted sesenta años conmigo! Un hombre que quiere obtener resultados tan deprisa no avanzará rápidamente - explicó Banzo.

- Muy bien _declaró Matajuro, comprendiendo por fin que le reprochaba su impaciencia_ acepto ser su servidor.

El maestro le pidió a Matajuro que no hablara más de esgrima, ni que tocara un sable, sino que lo sirviera, le preparara la comida, le arreglara su habitación, que se ocupara del jardín, y todo esto sin decir una palabra sobre el sable. Ni siquiera estaba autorizado a observar el entrenamiento de los demás alumnos.

Pasaron tres años. Matajuro trabajaba aún. A menudo pensaba en su triste suerte, él, que aún no había tenido la posibilidad de estudiar el arte al que había decidido consagrar su vida.

Sin embargo, un día, cuando hacía las faenas de la casa, rumiando sus tristes pensamientos, Banzo se deslizó detrás de él en silencio y le dio un terrible bastonazo con el sable de madera (boken). Al día siguiente, cuando Matajuro preparaba el arroz, el Maestro le atacó de nuevo de una manera completamente inesperada. A partir de ese día, Matajuro tuvo que defenderse, día y noche, contra los ataques por sorpresa de Banzo.

Debía estar en guardia a cada instante, siempre plenamente despierto para no probar el sable del maestro. Aprendió tan rápidamente que su concentración, su rapidez y una especie de sexto sentido, le permitieron muy pronto evitar los ataques de Banzo.
El maestro le anunció que ya no tenía nada más que enseñarle.

Autor: Anónimo
__________________________________________________________________________

Este relato, aplicado a la vida contemporánea, me lleva a la reflexión de que; a pesar de los "sinsabores" que podemos experimentar en nuestra vida cotidiana y en ocasiones, incluso sentirla como una losa pegada a nuestra espalda. Si somos capaces de encontrar y mantener un propósito... sea cual sea, (desde proponerte cuidar de ti y/o de alguien, hasta proponerte alcanzar ese objetivo o meta) que nos haga "luchar" por él, iremos poco a poco apreciando la gran variedad de sabores que nos brinda la vida, y cuando aparezca la losa, la sentiremos más liviana, o sea, seremos capaces de soportarla.
Y si a lo anterior le añadimos y aplicamos la famosa coherencia: "que lo que pienses, coincida con lo que sientes y dices"... Es posible que, como le ocurrió al protagonista del cuento, se llegue a desarrollar o ampliar ese sexto sentido que, entre otras cosas, nos lleve a disfrutar de cada instante.

16 de abril de 2015

El cielo y el infierno_ relato

Cuenta un antiguo relato japonés que un Samurái pidió a un maestro que le explicara el concepto de cielo e infierno.

El maestro respondió con desdén: _No eres más que un idiota. ¡No puedo perder el tiempo con individuos como tú!_

Herido en lo más profundo de su ser, el Samurai se dejó llevar por la ira, desenvainó su espada y gritó: _¡Te mataré por tu impertinencia!_

_Eso -repuso el monje con calma- es el infierno_

Desconcertado al percibir la sabiduría en lo que el maestro le señalaba con respecto a la furia que lo dominaba, el Samurái se serenó, envainó la espada y se inclinó, agradeciendo al monje la lección. _Y eso amigo mio - añadió el monje - es el cielo_.



Aclarados los conceptos de "Cielo e Infierno", no debemos vivir temerosos por nuestro destino tras nuestro paso por la vida, por esta realidad, o por como queramos llamar a esa "energía" que, en mi caso, ahora me está permitiendo escribir.
Mejor vivir con alegría y gratitud... aunque también se vale experimentar el miedo, para así valorar al amor ;)

22 de febrero de 2015

La tristeza y la furia - Relato

"En un reino encantado donde los hombres nunca pueden llegar, o quizás donde los hombres transitan eternamente sin darse cuenta...
En un reino mágico, donde las cosas no tangibles, se vuelven concretas...

Había una vez...
Un estanque maravilloso.
Era una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores existentes y donde todas las tonalidades del verde se reflejaban permanentemente...
Hasta ese estanque mágico y transparente se acercaron a bañarse haciéndose mutua compañía, la tristeza y la furia.

Las dos se quitaron sus vestimentas y desnudas, las dos, entraron al estanque.
La furia, apurada (como siempre está la furia), urgida -sin saber por qué- se baño rápidamente y más rápidamente aún salió del agua...

Pero la furia es ciega, o por lo menos, no distingue claramente la realidad, así que desnuda y apurada, se puso, al salir, la primera ropa que encontró...

Y sucedió que esa ropa no era la suya, sino la de la tristeza...

Y así vestida de tristeza, la furia se fue.

Muy calma, y muy serena, dispuesta como siempre, a quedarse en el lugar donde está, la tristeza terminó su baño y sin ningún apuro (o mejor dicho sin conciencia del paso del tiempo), con pereza y lentamente, salió del estanque.

En la orilla encontró que su ropa ya no estaba.

Como todos sabemos, si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al desnudo, así que se puso la única ropa que había junto al estanque, la ropa de la furia.

Cuentan que desde entonces, muchas veces uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, terrible y enfadada, pero si nos damos el tiempo de mirar bien, encontramos que esta furia que vemos, es sólo un disfraz, y que detrás del disfraz de la furia, en realidad... está escondida la tristeza."
(Autor: Jorge Bucay, "Un cuento triste, no tan triste" 
        
                              -----------------------------------------------------------
Se dice por ahí; que el "santo" no siempre ha sido tan bueno, ni el "diablo"tan malo. Por lo que definir o etiquetar a las personas por sus actitudes o formas de ser, (otra cosa serían los hechos) me parece, cuanto menos, atrevido. No por lo valiente sino por el gran riesgo de estar equivocados.
Al fin y al cabo, todos representamos personajes transitorios 



25 de diciembre de 2014

El árbol triste

El siguiente cuento me ha sorprendido porque de manera simple aclara varios conceptos, que por su poca difusión en esta sociedad consumista, no se llegan a entender ni mucho menos a comprender, ni a integrar en nuestra vida... Ya que, lo que no entendemos ni comprendemos, normalmente tendemos a huir de ello o simplemente, no le prestamos la más mínima atención.

Ya sabéis: Los cuentos relajan y llegan a dormir a los niños. A los adultos les "despierta".

Había una vez un jardín esplendoroso con árboles de todo tipo: Manzanos, Perales, Naranjos, grandes Rosales…
Todo era alegría en el jardín y todos estaban muy satisfechos y felices, excepto un árbol que se sentía profundamente triste. Tenía un problema: no daba frutos.
 _No sirvo para nada_ se lamentaba el triste árbol.

Entonces se acercó el Manzano y le dijo: _Tu problema es que te falta concentración. Si realmente lo intentas podrás dar unas manzanas buenísimas… ¿Ves qué fácil es? ¡Mira mis ramas!
En ese mismo instante, saltó el Rosal: _No le escuches. Es mucho más fácil dar rosas. ¡¡Mira qué bonitas son!!”_

Desesperado, el árbol intentaba todo lo que le sugerían. Pero como no conseguía ser como los demás, cada vez se sentía más frustrado.

Un día llegó hasta el jardín un búho, la más sabia de las aves. Al ver la desesperación del árbol exclamó: _No te preocupes. Tu problema no es tan grave… Tu problema es el mismo que el de muchísimos seres sobre la Tierra.  No dediques tu vida a ser como los demás quieren que seas. Sé tú mismo. Conócete a ti mismo tal como eres. Para conseguir esto, escucha tu voz interior”_

_¿Mi voz interior?… ¿Ser yo mismo?… ¿Conocerme?…_ se preguntaba el árbol angustiado y desesperado.
Después de un tiempo de desconcierto y confusión se tranquilizó y se puso a meditar sobre estos conceptos. Cerró los ojos y los oídos, abrió el corazón, y pudo escuchar su voz interior susurrándole: _“Tú nunca en la vida darás manzanas porque no eres un manzano. Tampoco florecerás cada primavera porque no eres un Rosal. Tú eres un Roble. Tu destino es crecer grande y majestuoso, dar nido a las aves, sombra a los viajeros, y belleza al paisaje. Esto es quien eres. ¡Sé quién eres!, ¡sé quién eres!…”_

Poco a poco el árbol se fue sintiendo cada vez más fuerte y seguro de sí mismo. Se dispuso a ser lo que en el fondo era. Así pronto ocupó su espacio y fue admirado y respetado por todos. Solo entonces el jardín fue completamente féliz. Cada cual celebrándose a sí mismo.

(Cuento Oriental)

21 de septiembre de 2014

La vasija agrietada - Las imperfecciones

Un cargador de agua de la India tenía dos grandes vasijas que colgaban a los extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros.

Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba todo el agua al final del largo camino a pie, desde el arroyo hasta la casa de su patrón, pero cuando llegaba, la vasija rota solo tenía la mitad del agua. Durante dos años completos esto fue así diariamente. Desde luego, la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque sólo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación.

Después de dos años, la tinaja quebrada le habló al aguador diciéndole: _Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas sólo puedes entregar la mitad de mi carga y sólo obtienes la mitad del valor que deberías recibir_.

El aguador, le dijo compasivamente: _Cuando regresemos a la casa quiero que te fijes en las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino_.

Así lo hizo la tinaja. Y en efecto, vio muchísimas flores hermosas a lo largo del trayecto, pero de todos modos se sintió apenada porque al final, sólo quedaba dentro de sí la mitad del agua que debía llevar.

El aguador le dijo entonces: _¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino? Siempre he sabido de tus grietas y quise sacar el lado positivo de ello. Sembré semillas de flores a todo lo largo del camino por donde vas y todos los días las has regado y por dos años he podido recoger estas flores para decorar el altar de mi Madre. Si no fueras exactamente como eres, con todo y tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza_.
(Tradicional cuento Indú)


Todos tenemos defectos... y nos relacionamos, compartimos, y convivimos con personas con sus particulares "grietas".
Partiendo de que estamos aquí, en esta realidad, para aprender día tras día de nuestra existencia. ¿Qué nos aportaría el ser perfectos?...

Implica un trabajo personal profundo y comprometido, aceptar (no resignarse) nuestros defectos y los de nuestro entorno, para llegar a ser conscientes de que las "grietas" nos ayudan a madurar, a crecer, a ser tolerantes... a convivir en paz con los demás y sobre todo, con uno mismo. 
Evitaríamos así, las "mecánicas" críticas y juicios que se generan en la mente y terminan saliendo por la boca.

Además, creer que tus "defectos" y los de los otros, se presentan ante ti para ayudarte, en vez de para poner piedras en tu camino. Te llevará a ver la vida con "otros ojos", e incluso llegarás a reirte de ti mismo/a.

5 de agosto de 2014

Dos lugares llamados; B 66 y B 33

En un tiempo lejano, ¡muy lejano! habitaban en algún lugar del universo unos habitantes llamados; vanidad, soberbia, rabia, envidia, odio,... entre otros más. Para identificar a este lugar le llamaremos: B 66.

En otro lugar del espacio/tiempo contemporáneo al anterior, al que llamaremos B 33 habitaban unos seres llamados; humildad, altruismo, compasión, empatía, honor, ... entre otros.

Para tratar temas de la comunidad, los habitantes de B 66 se reunían y dialogaban entre ellos con el fín de llegar a alcanzar acuerdos comunitarios.
Sin embargo, pocas eran las ocasiones en que se ponían de acuerdo entre sí, ya que el egocentrismo imperaba en ellos.
Al finalizar cada reunión, los habitantes emitían el resultado de estas en forma de energía (invisible para ellos, como para nosotros el oxígeno) y año tras año, década tras década, la energía se iba acumulando en una especie de nube.

Igual ocurría en B 33, sus habitantes debían de reunirse para tratar temas de convivencia.
Y también emitían el resultado de sus acuerdos en forma de energía que se iba acumulando y engordando con el paso de décadas y siglos, en forma de nube.

Un buen día, al albergar tal cantidad de energía las nubes de ambos lugares, no pudieron soportar más tiempo su carga y colapsaron.
A partir de entonces, a la carga liberada por la nube de B 66 se le llamó; Miedo
A la carga liberada por la nube de B 33 se le llamó; Amor

Ambas cargas liberadas viajaron y se repartieron por el resto del universo, llegando a tocar a planetas y seres que habitaban en estos... entre ellos, nuestro planeta Tierra.

Desde entonces los seres humanos hemos sido tocados por ambas energías. Pero como gozamos de libre elección, podemos eligir cual es la energía que recibimos y también cual emitimos. Así quizá, llegaríamos a formar una "nube" que impere sobre nosotros... La elección y la responsabilidad es tuya y mía.


17 de junio de 2014

El Aguila - cuento

Mientras caminaba por el bosque, un hombre encontró un aguilucho. Se lo llevó a su casa y lo puso en un corral, donde pronto aprendió a comer la misma comida que los pollos y a comportarse como estos. Un día un naturalista que pasaba por allí le preguntó al propietario porqué razón un águila, el rey de todas las aves, tenía que permanecer encerrada en el corral con los pollos.

-Como le he dado la misma comida que a los pollos y le he enseñado a ser pollo, nunca ha aprendido a volar- respondió el propietario-. Se comporta como los pollos y por tanto, ya no es un águila.

-Sin embargo -insistió el naturalista- tiene corazón de águila y con toda seguridad, se le puede enseñar a volar.

Después de discutir un poco más, los dos hombres convinieron en averiguar si era posible que el águila volara. El naturalista la tomó en sus brazos suavemente y le dijo: "Tú perteneces al cielo, no a la tierra. ¡Abre las alas y vuela!"
El águila, sin embargo, estaba confusa; no sabía que era y al ver a los pollos comiendo, saltó y se reunió con ellos de nuevo.

Sin desanimarse, al día siguiente, el naturalista llevó al águila al tejado de la casa y le animó diciéndole: “Eres un águila. Abre las alas y vuela”. Pero el águila tenía miedo del mundo desconocido y saltó una vez más en busca de la comida de los pollos.

El naturalista se levantó temprano al tercer día, sacó al águila del corral y la llevó a una montaña. Una vez allí, alzó al rey de las aves y le animó diciendo: “Eres un águila. Eres un águila y perteneces tanto al cielo como a la tierra. Ahora, abre las alas y vuela”.
El águila miró a su alrededor, hacia el corral y arriba, hacia el cielo. Pero siguió sin volar. Entonces, el naturalista la levantó directamente hacia el sol; el águila empezó a temblar, a abrir lentamente las alas y finalmente, con un grito triunfante voló.
Fuente: (encontrado por la red)


Este cuento me recuerda al "patito feo" que por circunstancias se crió entre patos sin saber que en realidad era un Cisne. Sin discriminar a los pollos y a los patos (cada cual hace su función), lo cierto es que en este caso, la moraleja común entre ambos cuentos es el olvido... El olvido que experimentó el águila de lo que Es y de los potenciales con los que la vida le brindó.

Infinidad de causas que se pueden resumir en; inseguridades o miedos, son las que nos apartan a todos de poder "volar" libremente... Sin embargo ahí sigue ese potencial, latente y preparado para despertar.

Un anexo:
El águila debe asumir el riesgo de moverse en un espacio sin límites, tiene que estar alerta para no caer en manos del cazador que la convertiría en trofeo de caza o en pieza de museo, tiene que luchar frecuentemente en la soledad y en un ambiente adverso para protegerse y defenderse. Es libre, sus alas le permiten surcar los cielos y explorar siempre nuevos horizontes.

30 de mayo de 2014

El próximo traslado

- He venido a verle porque usted es mi primer y mi último refugio - dijo precipitadamente.
- Eso significa que vienes a pedirme algo - respondió el anciano sonriendo.
- Han decidido trasladarme de provincia en el próximo relevo.
-¿No has permanecido aquí durante el periodo reglamentario? Esas son las normas para este tipo de puestos.
-El traslado ahora va a ser perjudicial para mí y para mi familia -dijo con humildad.
- Ya te informé de la naturaleza de tu trabajo desde el primer día.
- La verdad es que la provincia ha llegado a ser nuestra segunda casa. No podremos acostumbrarnos.
- Eso es lo que dicen todos tus compañeros, los que te han precedido y los de tu promoción.
Sabes perfectamente que tu traslado no se puede adelantar ni atrasar.
- ¡Que experiencia tan cruel! - exclamó con pesar.
-¿Por qué no te has preparado para ello, sabiendo que era tu inevitable destino? 
(Relato Egipcio)

Este pequeño relato, es un claro ejemplo (al menos así lo veo yo) de que las decisiones tomadas en cierto momento, más tarde o más temprano, generan sus consecuencias. Lamentarse no lleva a ninguna parte... y menos aún sabiendo que estas llegarán, como es el caso del personaje del relato.
Por otro lado, como en esta realidad estamos inmersos en "la incertidumbre de la dualidad". También cabe la posibilidad de cambiar el "inevitable" destino más próximo... ¡Pero claro! esta decisión también traerá sus consecuencias.
Ante cualquier situación decidas lo que decidas, sobre todo que no te quite el sueño, es decir, que no tengas remordimientos de conciencia.


21 de marzo de 2014

"Parte del Océano"

Había una vez una ola en el océano, rodando, disfrutando de la calidez del Sol y la rapidez de la brisa.
Sonrió a todo lo que se fue encontrando a su alrededor, mientras caminaba hacia la orilla.

Pero de repente, se dio cuenta de que las olas frente a ella, una a una, estaban chocando contra la pared del acantilado, siendo salvájemente rotas en pedazos.

'Oh!_ lloraba. _"Mi final será igual que el de ellas. Pronto yo también voy a estrellarme y desaparecer!_

En ese momento, una nueva ola que pasaba cerca vio el pánico de la primera ola y le preguntó:
_¿Por qué estás tan ansiosa? Mira qué hermoso está el tiempo, mira el sol, siente la brisa ... "

La primera ola respondió:
_"¿No te das cuenta? mira como esas olas se golpean contra el acantilado, mira la terrible forma en la que desaparecen. Pronto nos convertiremos en nada, al igual que ellas "_.

_Veo que no lo entiendes_ dijo la segunda ola. _"No eres solo una ola.  Eres parte del océano_. "
La rosa perdida. (Serdar Ozdan)



28 de febrero de 2014

Cuento:`Que pobres somos´

Una vez, un padre de una familia acaudalada llevó a su hijo a un viaje por el campo con el firme propósito de que viera cuán pobres eran las gentes del campo.

Estuvieron por espacio de un día y una noche completa en una granja de una familia campesina muy humilde.

Al concluir el viaje y de regreso a casa el padre le pregunta a su hijo:
“¿Que te pareció el viaje?” – preguntó el padre.
“Fue fantástico Papá!” – dijo el hijo
“¿Viste que tan pobre puede ser la gente?” – preguntó el padre
“¡Oh, sí!” – dijo el hijo

“Y… ¿que aprendiste?” – preguntó el padre

El hijo contestó:
“Vi que nosotros tenemos un perro en casa, ellos tienen cuatro.”

“Nosotros tenemos una piscina con agua estancada que llega a la mitad del jardín… y ellos tienen un río sin fin, de agua cristalina, donde hay pececitos y otras bellezas.”

“Que nosotros importamos lamparas del Oriente para alumbrar nuestro jardín…mientras que ellos se alumbran con la luna y las estrellas.”

“Que nuestro patio llega hasta la pared de la casa del vecino, ellos tienen todo el horizonte de patio.”

“Tenemos un pequeño pedazo de tierra para vivir y ellos tienen campos que van más allá de nuestra vista.”

“Que nosotros compramos nuestra comida;…ellos, siembran y cosechan la de ellos.”

“Nosotros cocinamos en estufa eléctrica…Ellos, todo lo que comen tiene ese glorioso sabor del fogón de leña.”

“Para protegernos nosotros vivimos rodeados por un muro, con alarmas….Ellos viven con sus puertas abiertas, protegidos por la amistad de sus vecinos.”

“Nosotros vivimos conectados al celular, a la computadora, al televisor… Ellos, en cambio, están “conectados” a la vida, al cielo, al sol, al agua, al verde del valle, a los animales, a sus siembras, a su familia.”

“Especialmente papá, vi que ellos tienen tiempo para conversar y convivir en familia. Tú y mamá tienen que trabajar todo el tiempo y casi nunca los veo y rara es la vez que conversan conmigo.”

El padre se quedó mudo… y su hijo agregó:

“¡Gracias Papá por enseñarme lo pobres que somos!

Fuente: encontrado por la red.


A veces es conveniente revisar nuestras necesidades y no las del vecino. Porque tengamos más o menos que nuestro vecino, siempre "caeremos" en las comparaciones y en todo lo que estas generan.
Como dijo Agustín de Hipona; "No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita".
 

13 de enero de 2014

Cuento: El verdadero valor del anillo.

Hace mucho tiempo, un joven discípulo acudió a su maestro en busca de ayuda.
Su gran preocupación era que sentía que no valía para nada y que no hacía nada bien. Quería que los demás le valorasen más.

El maestro sin mirarlo, le replico: _“Me encantaría poder ayudarte pero en estos momentos estoy ocupado con mis propios quehaceres. Quizás si me ayudades a solucionarlos podría acabarlos antes y ayudarte”_.

El díscipulo aceptó a regañadientes ya que de nuevo sintió que sus preocupaciones eran poco valoradas.

El maestro le entregó un anillo que llevaba en el dedo y le dijo: _“Coge un caballo y cabalga hasta el mercado más cercano. Necesito que vendas este anillo para pagar una deuda. Y lo más importante es que trates de conseguir la mayor suma posible pero no aceptes menos de una moneda de oro por él”_.

Y así el discípulo cabalgó hasta el mercado más cercano para vender el anillo.

Empezó a ofrecer el anillo a diferentes mercaderes que mostraban interés en él hasta que les decía el precio: una moneda de oro.

La mayor parte de los mercaderes se reían al escuchar la suma, salvo uno de ellos que amablemente le indicó que una moneda de oro era muy valiosa para darla a cambio del anillo.

Frustrado y cansado, el discípulo cabalgó de nuevo a casa del maestro sabiendo que no había podido cumplir con el encargo que le había hecho.

_“Maestro, no he podido vender tu anillo por una moneda de oro”_, le dijo cabizbajo. _“Como mucho ofrecían un par de monedas de plata, pero no he podido convencer a nadie sobre el verdadero valor del anillo”_.

_“Tienes razón en algo”_, le contestó el maestro. _“Necesitamos conocer el verdadero valor del anillo”. “Coge de nuevo el caballo y ve a visitar al joyero del pueblo. Pregúntale por el verdadero valor del anillo. Y sobre todo no se lo vendas”_.

Y así cabalgó de nuevo hasta el joyero del pueblo quien, tras examinar detenidamente el anillo, dictaminó que este valía ¡58 monedas de oro!.

_“¿¿58 monedas de oro??”_ replicó el joven asombrado.

Y con esa buena noticia cabalgó de nuevo a devolverle el anillo a su maestro.

El maestro, le pidió que se sentase y que escuchase lo que tenía que decirle:

_“Tu eres como este anillo: una joya única y valiosa. Y como tal sólo puede evaluarte un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu valor?”_.
Y diciendo esto, volvió a colocarse su anillo.



Autor: Jorge Bucay; Déjame que te cuente los cuentos que me enseñaron a vivir.

20 de noviembre de 2013

El regalo de la ofensa

"Cerca de Tokio vivía un gran samurai, ya anciano, que ahora se dedicaba a enseñar el budismo zen a los jóvenes. A pesar de su edad, corría la leyenda de que aún era capaz de derrotar a cualquier adversario.
Cierta tarde, un guerrero, conocido por su total falta de escrúpulos, apareció por allí. Era famoso por utilizar la técnica de la provocación: esperaba que su adversario hiciera el primer movimiento y, dotado de una inteligencia privilegiada para captar los errores cometidos, contraatacaba con velocidad fulminante.

El joven e impaciente guerrero jamás había perdido una lucha. Conociendo la reputación del samurai, estaba allí para derrotarlo y aumentar así su fama.
Todos los estudiantes se manifestaron en contra de la idea, pero el viejo aceptó el desafío.

Fueron todos hasta la plaza de la ciudad, y el joven comenzó a insultar al viejo maestro. Arrojó algunas piedras en su dirección, le escupió a la cara, gritó todos los insultos conocidos, ofendiendo incluso a sus antepasados.. Durante horas hizo todo lo posible para provocarlo, pero el viejo permaneció impasible. Al final de la tarde, sintiéndose ya exhausto y humillado, el impetuoso guerrero se retiró.

Decepcionados por el hecho de que su maestro aceptara tantos insultos y provocaciones, los alumnos le preguntaron:
– ¿Cómo ha podido usted soportar tanta indignidad? ¿Por qué no usó su espada, aún sabiendo que podía perder la lucha, en vez de mostrarse cobarde ante todos nosotros?
– Si alguien se acerca a tí con un regalo, y tú no lo aceptas, ¿a quien pertenece el regalo? preguntó el samurai.
– A quien intentó entregarlo – respondió uno de los discípulos.
– Pues lo mismo vale para la envidia, la rabia y los insultos – dijo el maestro. – Cuando no son aceptados, continúan perteneciendo a quien los carga consigo."



Aunque pueda parecer una actitud sumisa y cobarde por parte del viejo samurai, sobre todo desde el punto de vista desde la sociedad competitiva que hemos creado, lo cierto es que este cuento o relato (del que desconozco a su autor) nos puede llevar a una reflexión, y esta a una enseñanza... Y es que cuando intentamos ofender a otro normalmente es porque tenemos un problema interno, el cual intentamos traspasarlo al que tenemos enfrente. Así damos la satisfacción que necesita  nuestro ego, al encontrar a otro ego igual.
Al retar al samurai, el joven guerrero no pudo satisfacer a su "pesado" ego, marchándose del "campo de batalla" con todavía más carga de la que había traído.

3 de agosto de 2013

Las esposas - Cuento

Un habitante de un pequeño pueblo descubrió un día que sus manos estaban aprisionadas por unas esposas. Cómo llegó a estar esposado es algo que carece de importancia. Tal vez lo esposó un policía, quizás su mujer, tal vez era esa la costumbre en aquella época... Lo importante es que de pronto se dio cuenta de que no podía utilizar libremente sus manos, de que estaba prisionero.

Durante algún tiempo forcejeó con las esposas y la cadena que las unía intentando liberarse.

Trató de sacar las manos de aquellos aros metálicos, pero todo lo que logró fueron magulladuras y heridas. Vencido y desesperado salió a las calles en busca de alguien que pudiese liberarlo. Aunque la mayoría de los que encontró le dieron consejos y algunos incluso intentaron soltarle las manos, sus esfuerzos sólo generaron mayores heridas, agravando su dolor, su pena y su aflicción. Muy pronto sus muñecas estuvieron tan inflamadas y ensangrentadas que dejó de pedir ayuda, aunque no podía soportar el constante dolor, ni tampoco su esclavitud.

Recorrió las calles desesperado hasta que, al pasar frente a la fragua de un herrero, observó cómo éste forjaba a martillazos una barra de hierro al rojo. Se detuvo un momento en la puerta mirando. Tal vez aquel hombre podría...

Cuando el herrero terminó el trabajo que estaba haciendo, levantó la vista y viendo sus esposas le dijo: "Ven amigo, yo puedo liberarte". Siguiendo sus instrucciones, el infortunado colocó las manos a ambos lados del yunque, quedando la cadena sobre él.

De un solo golpe, la cadena quedó partida. Dos golpes más y las esposas cayeron al suelo. Estaba libre, libre para caminar hacia el sol y el cielo abierto, libre para hacer todas las cosas que quisiera hacer. Podrá parecer extraño que nuestro hombre decidiese permanecer en aquella herrería, junto al carbón y al ruido. Sin embargo, eso es lo que hizo. Se quedó contemplando a su libertador, sintió hacia él una profunda reverencia y en su interior nació un enorme deseo de servir al hombre que lo había liberado tan fácilmente. Pensó que su misión era permanecer allí y trabajar. Así lo hizo, y se convirtió en un simple ayudante.



Libre de un tipo de cadenas, adoptó otras más profundas y permanentes: Puso esposas a su mente. Sin embargo, había llegado allí buscando la libertad
                           ---------------------------------------------------

Las "esposas mentales" no son tan fáciles de eliminar como las físicas, y la presión que estas ejercen en uno mismo, suele ser más pronunciada en el tiempo... o no!! 
Depende de la atención o importancia que le demos a nuestra particular experiencia vivida, o dicho de otro modo, a las circunstancias o situaciones por las que vamos pasando. Porque como indiqué en un anterior post; soy yo y mi circunstancia.

26 de junio de 2013

Las estrellas de mar y el niño

A veces sentimos como la desesperanza y el desasosiego se apodera de nosotros, al creer que cualquier acto que realicemos de manera altruista o sin esperar nada a cambio, no sirve para nada... o si, para desgaste propio... Ahí  va un cuentito, para que al menos sirva de motivación:



Cuenta una historia que un niño de siete años se encontraba en una playa solitaria a primera hora de la mañana. Recogía estrellas de mar que habían quedado en la playa y las devolvía al mar.
De pronto, se le acercó un señor mayor y le preguntó:
-¿Qué estás haciendo?
El niño respondió:
-Estoy cogiendo las estrellas de mar que se han quedado atrapadas en la playa, y las devuelvo al mar, antes de que el sol de la mañana las queme y se mueran.
El señor mayor le dijo:
-¿Pero no ves lo enorme que es esta playa? Hay miles de estrellas de mar en la arena, y en todas las playas del mundo ¡millones! ¿No ves que lo que estás haciendo no sirve para nada?
El niño cogió otra estrella, la devolvió al mar, se paró, miró fijamente a los ojos del hombre y contestó:
-Ahora pregúntale a esta estrella de mar si lo que estoy haciendo no sirve de nada.
Desde aquel día, el hombre regresó a la playa cada mañana para ayudar al niño a salvar estrellas de mar.
Otras personas que estaban observando y escuchando lo que sucedía, tomaron la misma actitud. En un momento eran cientos. Se podía escuchar desde lejos como un coro decía: Y esta… y esta...

Realizar actos de ternura y solidaridad es complicado en este mundo materialista, pero un solo
ser que comience, podría ser el ejemplo de muchos.
Como llevo escuchando desde niño; "La unión hace la fuerza".

28 de mayo de 2013

La percepción de la realidad


Cuentan que a un oasis llegó un joven, tomó agua, se aseó y le preguntó a un viejecito que se encontraba descansando:
¿Qué clase de personas hay aquí?
En vez de responderle, el anciano le preguntó:
¿Qué clase de gente había en el lugar de donde tú vienes?
"Oh, un grupo de egoístas y malvados" replicó el joven.
"Estoy encantado de haberme ido de allí".
A lo cual el anciano comentó: "Lo mismo habrás de encontrar aquí".

Ese mismo día, otro joven se acercó a beber agua al oasis, y viendo al anciano, preguntó:
¿Qué clase de personas viven en este lugar?
El viejo respondió con la misma pregunta:
¿Qué clase de personas viven en el lugar de donde tú vienes?
"Un magnífico grupo de personas, honestas, amigables, hospitalarias, me duele mucho haberlos dejado"
. "Lo mismo encontrarás tú aquí", respondió el anciano.

Un hombre que había escuchado ambas conversaciones le preguntó al viejo:
¿Cómo es posible dar dos respuestas tan diferentes a la misma pregunta?
A lo cual el viejo contestó:
"Cada uno lleva en su corazón el medio ambiente donde vive. Aquel que no encontró nada bueno en los lugares donde estuvo no podrá encontrar otra cosa aquí.
Aquel que encontró amigos allá podrá encontrar amigos acá".

(Cuento árabe)
               ---------------------------------------------------------------------

¡Gran sabiduría la del anciano del oasis!... y es que dicen que somos "espejos", es decir, que reflejamos a los demás y al exterior nuestro estado interno. Por lo cual y como se puede extraer del cuento; dos personas en un mismo lugar o en una misma situación, pueden tener diferente percepción de la realidad.

"Nada es verdad ni mentira; todo es según el color del cristal con que se mira". (Ramón de Campoamor)

15 de abril de 2013

El jarro de vidrio

Cierto día un motivador experto estaba dando una conferencia sobre gestión de tiempo a un grupo de profesionales. Para dejar en claro un punto utilizó un ejemplo que los profesionales jamás olvidarán.

De pie frente al auditorio lleno de gente muy exitosa dijo: Quisiera hacerles un pequeño examen...

De debajo de la mesa sacó un jarro de vidrio de boca ancha y lo puso sobre la mesa frente a él. Luego sacó una docena de rocas del tamaño de un puño y empezó a colocarlas una por una en el jarro.



Cuando el jarro estaba lleno hasta el tope y no podía colocar más piedras preguntó al auditorio: ¿Está lleno este jarro?
Todos los asistentes dijeron ¡Sí!

Entonces dijo: ¿Están seguros? Y sacó de debajo de la mesa un balde con piedras pequeñas de construcción. Echó un poco de las piedras en el jarro y lo movió haciendo que las piedras pequeñas se acomoden en el espacio vacío entre las grandes.

Cuando hubo hecho esto preguntó una vez más: ¿Está lleno este jarro?

Esta vez el auditorio ya suponía lo que vendría y uno de los asistentes dijo en voz alta: “Probablemente no”.

Muy bien contestó el expositor. Sacó de debajo de la mesa un balde lleno de arena y empezó a echarlo en el jarro. La arena se acomodó en el espacio entre las piedras grandes y las pequeñas.
Una vez más pregunto al grupo: ¿Está lleno este jarro?
Esta vez varias personas respondieron a coro: ¡No!

Una vez más el expositor dijo: ¡Muy bien! luego sacó una jarra llena de agua y echó agua al jarro con piedras hasta que estuvo lleno hasta el borde mismo. Cuando terminó, miro al auditorio y preguntó: ¿Cual creen que es la enseñanza de esta pequeña demostración?

Uno de los espectadores levantó la mano y dijo: La enseñanza es que no importa como de lleno esté tu horario, si de verdad lo intentas, siempre podrás incluir más cosas.

¡No! replicó el expositor, esa no es la enseñanza.

La enseñanza es que si no pones las piedras grandes primero, no podrás ponerlas en ningún otro momento.

Autor: Desconocido.
                            _____________________________________________________________

Tras leer la enseñanza del conferenciante, ahora hay que saber cuales son esas piedras que consideramos grandes.
Para algunos podrían ser: La familia, la salud, nuestros sueños, los amigos, la persona amada...
Para otros: El poder, el trabajo, el dinero, la opinión de los demás, las preocupaciones...

La elección es tuya y mía... es nuestra.