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20 de junio de 2015

Algo que celebrar. Entrevista a Lola Mayenco

Todos sabemos que uno de los secretos de la felicidad es detenernos a apreciar las grandes y pequeñas maravillas de la vida cotidiana. Sin embargo, es difícil mirar nuestro día a día con ojos maravillados.
La rutina nos invade en cuanto nos despistamos y nuestros gestos se vuelven automáticos.
En la siguiente entrevista realizada y publicada en elcorreodelsol.com a Lola  Mayenco autora del libro "algo que celebrar", nos cuenta los "secretos" que ella a aprendido y recuperado de distintas culturas y tradiciones.
Un poco larga, pero merece la pena leerla ;)

Llevas muchos años trabajando en las bambalinas del mundo editorial, pero Algo que celebrar es tu primer libro como autora. ¿Qué te ha llevado a escribirlo? 

Mi viaje literario parte de una viaje físico que inicié hace ahora diez años. Por aquel entonces me hice una pregunta que todos nos hemos hecho alguna vez: ¿qué puedo hacer para disfrutar más de la vida? Y la primera respuesta que me vino a la mente fue que debía hacer más cosas extraordinarias, de modo que lo dejé todo y me planté con mi marido en Buenos Aires. Allí conseguimos un velero muy pequeño que preparamos a conciencia para poder vivir y viajar en él durante todo un año. Queríamos recorrer tranquilamente la costa brasileña, porque sabíamos que, si lo haciamos, teníamos muchas posibilidades de vivir momentos fantásticos.

¿Y así fue? 

Efectivamente. En la bahía de Ilha Grande pesqué atunes gigantes... y deliciosos, vi bailar a los delfines en el archipiélago de Fernando de Noronha y en las islas de Abrolhos escuché por primera vez el canto de las ballenas. Y en un punto aún más remoto, a dos días de navegación de Natal, visité el paraíso: el Atol das Rocas, el único atolón del Atlántico y un auténtico paraíso. Un islote completamente virgen en el que únicamente se puede desembarcar con un permiso especial, porque es reserva de la biosfera, y en el que, desde hace años, sólo vive una bióloga tan celosa de su preservación que, cuando come atún, es de lata. Y lava los platos con arena para no contaminar con jabón ni una gota de agua.

Sin embargo, en la introducción de Algo que celebrar cuentas que una noche en que estabas tumbada en cubierta mirando las estrellas te inundó una sensación extraña.

Sí. Mientras navegábamos cerca de la desembocadura del Amazonas empecé a sentir unas punzadas de tristeza que me desconcertaron porque era  una noche especialmente bella. El cielo estaba totalmente despejado y la luna, llena, iluminaba tanto el mar que parecía de día. La brisa era suave, pero aún así el barco avanzaba, dejando tras de sí una estela de resplandecientes noctilucas. Lo que estaba viviendo no podía ser más mágico, pero entonces, ¿qué me pasaba? ¿por qué me sentía tan triste? En ese instante entendí que por mucho que mi vida estuviera repleta de placeres inmensos, estos perdían intensidad si no podía compartirlos, y yo ya llevaba algún tiempo añorando a mi familia y a mis amigos. Pero también me di cuenta de algo que me dejó asombraba:  echaba muchísimo de menos pequeñas cosas  de mi anterior día a día que siempre había dado por supuestas antes de marcharme a hacer realidad mi soñado año sabático.

¿Cómo qué, por ejemplo?

Pues detalles aparentemente insignificantes, como despertarme cada mañana con los cánticos de los pajaritos, preparme una infusión en mi taza preferida, hornear un bizcocho en mi cocina, desayunar con mis amigas o charlar una hora por teléfono con mi tía. La tristeza que me asaltó en esos momentos me ayudó a entender que, para alcanzar la felicidad, no hace falta marcharse al otro lado del mundo ni hacer nada fuera de lo común. Al contrario: a menudo la felicidad se encuentra en los placeres más minúsculos, las actividades más comunes, los gestos más ordinarios. Esa noche entendí que debía dejar de buscar la felicidad en lo extraordinario, y aprender a mirar con ojos maravillados los detalles que enriquecen nuestra existencia a diario.

Mirar nuestro día a día “con ojos maravillados” es fácil de decir, pero difícil de hacer. Todos sabemos que la rutina hace estragos y que muchas de nuestras acciones son automáticas. ¿Cómo consigues tú que no se te escape la belleza en lo cotidiano?

Mi antídoto contra la ceguera es recuperar el arte de celebrar, una estrategia que los seres humanos siempre hemos utilizado para devolver periódicamente a la vida toda su intensidad y que, sin embargo, en la actualidad muchos vivimos en su versión más repetitiva y superficial. Lo cual me parece que es una lástima, ya que las fiestas y los rituales logran que incluyamos en nuestra ocupadísima agenda momentos para disfrutar de placeres que el resto del tiempo damos por sentado e impiden que cantidad de prodigios se nos escurran como arena entre los dedos.

¿En qué consiste ese “arte de celebrar”? Porque me imagino que no te refieres a organizar grandes banquetes, comprar ropa nueva y entregar regalos caros.

No, eso es importante aclararlo. Desde mi punto de vista, el arte de celebrar y el arte de apreciar es lo mismo y, de hecho, celebrar y apreciar son dos palabras que utilizo como sinónimas a lo largo de todo el libro. Para mí, celebrar es prestar atención a alguien o a algo; es dejar de caminar por la calle como sonámbulos o, peor aún, como zombies, y tratar de percibir las pequeñas cosas que nos rodean y que, en el fondo, son tan grandes. Cuando lo hacemos, cuando nos decidimos a abrir los ojos y a ir por la vida con los ojos bien abiertos, nos damos cuenta de que estamos rodeados de milagros increíbles que no habíamos percibido hasta el momento.

¿Quiénes son tus maestros a la hora de prestar atención?

Primero los niños, por supuesto. Cuando salgo a la calle a hacer cualquier cosa con mis hijos me doy cuenta de hasta qué punto los niños prestan atención a las maravillas que nos rodean. Todo lo ven, todo lo disfrutan: por muy pequeño que sea. Mi hijo de cuatro años, por ejemplo, ahora mismo está totalmente fascinado por las piedras y siempre vuelve a casa con los bolsillos llenos de ellas, las coloca en una estantería junto al resto de su colección y sólo entonces me las enseña. Mi hijo mayor, sin embargo, parece que tenga un detector de plantas y animales, ya que encuentra insectos y flores donde yo sólo veo cemento.

Pero los animales también me sorprenden con su capacidad de estar alerta y disfrutar de lo más mínimo. “Manchitas”, por ejemplo, es un perro callejero que cuida mi madre y es increíble lo que agradece los gestos de cariño más insignificantes. Y la gata de unos amigos tiene un oído tan fino que se despierta cuando alguien llega a casa aunque esté profundamente dormida y se acerca a la cocina en cuanto su dueña abre la puerta del armario en el que guarda su paquete de comida.

En el libro también parece que te inspiren mucho los científicos.

Es cierto. Mis terceros maestros en el arte de prestar atención son los científicos, ya que parecen no haber perdido la curiosidad y la capacidad para percibir los detalles de las cosas que todos hemos tenido de niños. Bernie Krause, por ejemplo, es un naturalista estadounidense que ha dedicado cincuenta años de su vida a pasear por espacios naturales de todo el mundo para grabar toda la gama de sonidos que emiten los animales, y Charles Darwin me fascina por su poder de observación, que fue aplicando a lo largo de su vida a elementos naturales tan distintos como los escarabajos, los minerales o las orquídeas. De hecho, me parece muy inspirador que el último trabajo que publicó reuniese sus conclusiones acerca de las lombrices, uno de los animales preferidos del científico por su papel esencial para la salud de los suelos. Cuando me imagino a Darwin ya anciano cavando en su jardín y observando los hábitos de las lombrices arrodillado en el barro, me doy cuenta de que a las personas curiosas no les afectan los años.

¿Y qué me dices de los artistas? Está claro que ellos también ven cosas que la mayoría de nosotros no vemos.

Efectivamente, los artistas tienen una habilidad especial a la hora de maravillarse ante lo cotidiano y vivir con todos los sentidos bien alerta;  por ese motivo,  en Algo que celebrar hablo mucho de algunos de ellos. De Andy Goldsworthy me inspira su interés por prestar atención al paso del tiempo y por su forma de hacerlo visible, por ejemplo, construyendo esculturas de piedras a la orilla del mar para que desaparecen y aparezcan según el ir y venir de las mareas. Otra de las personas que me fascinan es Georgia O’Keeffe, una pintora que con sus cuadros de flores gigantescas logró que el resto del mundo nos parásemos a admirar de verdad la belleza de algo tan bonito para ella. O Pina Bausch, la legendaria coreógrafa alemana que nos recordó el profundo gozo de mover libremente el cuerpo.

¿Crees entonces que saber mirar es una cualidad innata o una habilidad que podemos cultivar? 

Las dos cosas. Creo que de niños tenemos la sensibilidad muy desarrollada y disfrutamos muchísimo observándolo todo, escuchando, tocando, oliendo, moviéndonos. Desgraciadamente, poco a poco, a medida que vamos conociendo mejor el mundo, solemos acostumbrarnos a él y lo dejamos no sólo de mirar, sino de admirar, algo que nos puede acarrear mucha infelicidad. Por suerte, prestar atención, apreciar, es una capacidad que se puede recuperar, y por eso, precisamente, he escrito Algo que celebrar: para llamar la atención sobre cantidad de aspectos fundamentales de la vida que muchos de nosotros ya no percibimos y que, sin embargo, son esenciales para que disfrutemos del camino.

¿Ves algún peligro o dificultad a la hora descuidar nuestra capacidad de apreciar?

Sí, las nuevas tecnologías, por supuesto. Tanto en casa como fuera de casa, tener la mirada clavada en las pantallas todo el rato hace que no podamos prestar atención a nada más y nos perdamos buena parte de las maravillas que nos rodean. Por eso me parece fundamental reservarnos momentos durante el día para desconectarnos del mundo digital y conectarnos de verdad con el mundo real. O hacer como los judíos y dedicar un día a la semana para centrarnos en cuidar nuestra necesidad de vivir plenamente y sin distracciones el presente.

¿Puedes poner un ejemplo sobre cómo las fiestas tradicionales logran colar en nuestra agenda la necesidad de prestar atención a algún aspecto fundamental de la vida que, sin esa fiesta, correría el riesgo de que se nos pasara por alto? 

No hace falta ir muy lejos, lo hemos vivido hace unos días. Como todos sabemos, en algún momento entre el 6 de diciembre y el 6 de enero, muchos niños del mundo reciben la visita de un ser misterioso que les entrega algún que otro regalo, da igual que se llamen San Nicolás, Papá Noel, Santa Claus, la Bruja Befana o nuestros famosos Reyes Magos. Pero, si nos fijamos bien, nos daremos cuenta de que estos personajes no sólo traen detalles empaquetados: su visita anual nos recuerda que la generosidad existe, que podemos estar seguros de algo, y que somos amados. Y es que, pase lo que pase, nunca faltan; por pobres que estén, siempre encuentran algo que darnos; y nos demuestran su amor, aunque no los veamos. A un nivel más personal, me encanta que estos seres nos den la oportunidad de explorar los mundos de fantasía que todos tenemos en nuestro interior, más o menos olvidados. Puntualmente, durante unos días, grandes y pequeños dejamos de lado la lógica y la razón, y permitimos que nuestra mente recorra los caminos infinitos de la imaginación. Gracias a ellos, todo es posible, todo es mágico. Y es que lo importante no son los regalos, sino la historia con que los embalamos.

Muchas celebraciones tradicionales vienen marcadas por los calendarios religiosos, ¿se pueden disfrutar igualmente aunque no se posea un sentimiento religioso?

Desde luego. A lo largo de todo el proceso de escritura de este libro, me impresionó mucho darme cuenta de hasta qué punto, en todo el mundo, los aspectos que celebran tanto las comunidades como los individuos son, fundamentalmente, los mismos: cambian las formas, pero todos compartimos los mismos motivos a la hora de apreciar y agradecer el regalo de estar vivos. Por eso me parece que percibir la belleza y la sabiduría de las tradiciones espirituales nos puede enriquecer siempre. Aunque no seamos creyentes, podemos encontrar en diferentes rituales religiosos la inspiración que necesitamos a la hora de crear prácticas y rituales para prestar atención acordes con nuestros propios pensamientos y valores.

¿En qué celebraciones encuentras una relación con el cuidado de la salud? ¿Qué fiestas y rituales practicas para cuidarte, si es el caso?

En la mayoría de las culturas del mundo, disfrutar de un cuerpo sano es una bendición, pero no un milagro, y, por eso, se promueve su cuidado mediante pequeños rituales diarios, y no en grandes eventos extraordinarios. Es lo que ocurre en los países musulmanes, donde se cree que exfoliarse y bañarse en el hamam es imprescindible para mantener la pureza física y espiritual. También en la India, donde los masajes aromatizados con esencias de hierbas son empleados habitualmente para estimular la fortaleza vital. O en China, donde millones de personas se dirigen a las plazas para activar el cuerpo en su clase de tai-chi en cuanto el sol despunta por la mañana.

La alimentación y el ayuno son otras estrategias para cuidar la salud que se emplean tradicionalmente, ya que son muchos los pueblos que prestan atención a lo que comen, y a lo que no comen, de forma cotidiana. Aunque mi favorita, no obstante, es dormir. Todos sabemos lo importante que es descansar bien para gozar de una buena salud física y emocional, además de sus efectos en temas de rendimiento intelectual. Por eso, cada noche, me preparo para ir a dormir disminuyendo las luces de la casa y realizando actividades que me tranquilizan, como leer, escuchar música o dar un paseo.

¿Qué próxima celebración vas a vivir con intensidad?

Una de mis favoritas está al caer, así que podemos hablar de ella. Como todos sabemos, cada año, el día de San Valentín es celebrado internacionalmente como una fiesta en la que se conmemora el amor de pareja. Sin embargo, en algunos lugares del planeta, el 14 de febrero permite ir más allá del amor romántico. Así es en Estonia, donde la fiesta de Sõbrapäev se vive como una oportunidad para homenajear a los amigos, y en algunos países de Sudamérica, donde el Día del Amor y la Amistad se centra en fortalecer los vínculos con todas las personas que nos enriquecen la vida, desde los padres hasta los vecinos.

Pero es en Finlandia donde la fiesta de San Valentín sirve para celebrar el amor en un sentido más amplio, puesto que también permite cultivar el afecto hacia los desconocidos. Allí, la celebración se llama Ystävänpäivä y se vive como una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de cuidar las relaciones personales y demostrar afecto a quienes más lo necesitan. En un país en el que la soledad es un problema grave que afecta a personas de todas las edades y de contextos económicos y culturales muy variados, la Cruz Roja y otras organizaciones aprovechan Ystävänpäivä para recordar a los finlandeses que cada vez más gente no tiene a nadie a quien amar. Y es impresionante la cantidad de personas que se dan cuenta ese día de la satisfacción inmensa que supone  ayudar al prójimo y acaban comprometiéndose con un proyecto solidario a largo plazo.

Tu vida cotidiana, por lo que escribes en tu blog y en tu libro, parece ser perfecta, ¿dónde están los platos sucios?

Por todos sitios, sólo que he decidido mirar durante más tiempo a los que están limpios. Lo he aprendido de mi padre, un optimista radical donde los haya, pero también de gente como Bill Cunningham, el mítico fotógrafo de moda del New York Times que sigue, a día de hoy y con 84 años, todavía en activo. Bill Cunningham cree que «quien busca la belleza la encuentra» y yo estoy completamente de acuerdo. Por eso trato de no focalizarme demasiado en lo que es feo, malo o sucio: prefiero prestar atención a lo que es bonito.

Una curiosidad más: me ha llamado mucho la atención que hables tanto de pájaros en tu libro. Aparecen incluso en la portada. ¿Por qué es eso?

Cuando estaba investigando sobre los aspectos concretos de la vida que hacen más felices a las personas, me sorprendió descubrir que los cánticos de los pájaros están en los puestos más altos de las listas que hacen los científicos de todo el mundo. Comprendí que el amor por los pájaros une a las personas más allá de sus diferencias  y ponerlos en la portada me pareció una bonita manera de recordar la idea central del libro: la felicidad está en saber apreciar la grandeza de las cosas más pequeñas.



13 de mayo de 2015

La religión del capital

Anna Parini
Nuestro estilo de vida gira en torno al consumo materialista. La posesión de ciertos bienes materiales sigue siendo considerada como un signo de estatus dentro de un determinado grupo social. Como consecuencia de esta propaganda consumista, muchos siguen creyendo que la identidad se define en función de la calidad y la cantidad de las posesiones. Sin embargo, parece que nunca tenemos suficiente; esencialmente porque a menudo nos comparamos con quienes están un peldaño por encima.

La gran mentira contemporánea es que el bienestar, la riqueza, la plenitud y la abundancia están fuera de nosotros mismos. Así es como nos vamos desconectando de nuestro ser, el único lugar donde reside la verdadera felicidad. Eso sí, para que nos la sigamos creyendo, las corporaciones invierten a nivel mundial unos 400.000 millones de euros al año en meticulosas campañas de publicidad. De esta manera ha sido posible el florecimiento del sistema capitalista. Más que nada porque para que el crecimiento económico siga expandiéndose, debemos seguir deseando más de lo que tenemos. De ahí que sea fundamental que como individuos nos sintamos permanentemente insatisfechos.

En este escenario de confusión colectiva, es importante señalar que el consumo material ha mejorado notablemente ciertos aspectos de nuestra vida, proporcionándonos grandes dosis de placer, entretenimiento y comodidad. Y no solo eso. Por más que las empresas intenten manipularnos para vendernos lo que sea, en última instancia nadie apunta con una pistola para que terminemos comprando sus productos y servicios. El hecho de que consumamos mucho más de lo que necesitamos pone de manifiesto nuestro vacío existencial.

Irónicamente, la opulencia se ha convertido en una enfermedad contemporánea, como muestran los constantes escándalos de corrupción. Y es que cuanto mayor es la desconexión de nuestro ser, mayor es también la sensación de carencia, escasez, pobreza e incluso miseria. De ahí que crezca, a su vez, la necesidad de seguir acumulando dinero: sin duda alguna, la religión con más fieles y seguidores.

Muchos tenemos una fe ciega en que estos papeles con números y sellos oficiales van a proporcionarnos la felicidad, la seguridad y el valor que no encontramos en nuestro interior. Tanto es así, que la mayoría de las decisiones que tomamos están orientadas a maximizar ingresos y a minimizar gastos, poniendo de manifiesto lo arraigadas que están la codicia y la avaricia en nuestra sociedad.

Tal como describe T. Harv Eker en su libro Los secretos de la mente millonaria (editorial Sirio), cada uno de nosotros ha recibido como herencia un patrón financiero. Es decir, un modo de pensar acerca del dinero, que condiciona inconscientemente nuestras decisiones y nuestros comportamientos relacionados con el trabajo y el consumo. Este patrón financiero comenzó a programarse en nuestro subconsciente desde nuestra infancia. Y está compuesto por mitos, estereotipos, asunciones y prejuicios acerca del dinero, muchos de los cuales son irracionales y falsos.

Según cuáles hayan sido nuestros referentes familiares y culturales, muchos de nosotros estamos programados para gastar más dinero del que ganamos. O, por el contrario, para ahorrar y almacenar todo lo que podamos. En paralelo, la mayoría comparte algunas ideas comunes. Por eso solemos considerar que “el dinero corrompe”, pues es “la raíz de todos los males”. O que “los ricos son malvados y mezquinos”.

Sin embargo, el dinero no es bueno ni malo. Más bien es un medio de intercambio neutro. Curiosamente, cuanto más aumentan nuestros ingresos, más lo hacen nuestros gastos. Además, está comprobado que cuando nuestro poder adquisitivo se incrementa significativamente, enseguida nos acostumbramos a nuestra nueva posición social y económica. Y al cabo de poco tiempo, comenzamos a desear más de lo que tenemos. Cuando ganamos 1.000 euros al mes, nos gustaría cobrar 500 euros más. Y al conseguir los 1.500 euros mensuales, empezamos a desear 2.000 euros. Luego 2.500 euros…

Tarde o temprano, llega un momento en que el dinero se convierte en una serie de números proyectados en la pantalla de un ordenador. Y superada una cierta cantidad, el deseo se vuelve más feroz. Al acumular 5.000 euros en la cuenta corriente, el siguiente objetivo se centra en alcanzar 10.000 euros. Y una vez logramos esta cifra, aspiramos a llegar a los 50.000 euros. Y así, ad infinitum. Para salir de ese círculo vicioso, el primer paso consiste en ver el dinero como lo que es, dejando de proyectar en él lo que nos gustaría que fuese.

Autor: Borja Villaseca - Parte del artículo publicado en el país semanal.

24 de octubre de 2014

Indigencia de sentido

Deambulando sin descanso, devorado por la incertidumbre y teniendo como expectativa sólo un horizonte hostil, el indigente trashumante recorre la tierra en calidad de expulsado, como desterrado. Parece recrear en su trashumancia sin fin, la maldición eterna del “judío errante”, esa figura de la mitología judeo-cristiana, destinada a “vagar sin cesar”, a “recorrer el mundo" sin esperanza de descansar en paz.

La indigencia alude a miseria, estrechez, necesidad, pobreza material que, trasladada al plano de los valores, se asocia con carencia de valor, a una incapacidad de ser gente, de decencia. Sin embargo, la indigencia en términos filosóficos y literarios puede ser considerada como un estado potencial de todos los seres, que no se circunscribe necesariamente a un contexto precario de exclusión o privación de bienes materiales mínimos o de pobreza extrema. Este vocablo alude a la llana condición humana de “incompletud” y necesidad de búsqueda de sentido que cada amanecer nos acosa.
*Este texto forma parte del libro de Reyna Carretero Rangel y Emma León Vega (2009),
  Indigencia trashumante. Despojo y búsqueda de sentido en un mundo sin lugar.


Las etapas de esa búsqueda corresponden a las del viaje interior de cualquier individuo en el curso de su evolución, más allá de la física. El patrón es siempre el mismo: después de experimentar un "segundo nacimiento", aún queda por hacer un viaje y un regreso al punto de partida, tras realizar un largo peregrinaje a través de una serie de pruebas.

Pruebas que no todos tienen ganas de emprender, o que simplemente no les prestan atención. Pero quien se atreva a salir del "sin sentido materialista", una gran aventura les espera para ir rellenando esa incompletud de la que poco se habla, pero que muchos sienten.


21 de marzo de 2014

"Parte del Océano"

Había una vez una ola en el océano, rodando, disfrutando de la calidez del Sol y la rapidez de la brisa.
Sonrió a todo lo que se fue encontrando a su alrededor, mientras caminaba hacia la orilla.

Pero de repente, se dio cuenta de que las olas frente a ella, una a una, estaban chocando contra la pared del acantilado, siendo salvájemente rotas en pedazos.

'Oh!_ lloraba. _"Mi final será igual que el de ellas. Pronto yo también voy a estrellarme y desaparecer!_

En ese momento, una nueva ola que pasaba cerca vio el pánico de la primera ola y le preguntó:
_¿Por qué estás tan ansiosa? Mira qué hermoso está el tiempo, mira el sol, siente la brisa ... "

La primera ola respondió:
_"¿No te das cuenta? mira como esas olas se golpean contra el acantilado, mira la terrible forma en la que desaparecen. Pronto nos convertiremos en nada, al igual que ellas "_.

_Veo que no lo entiendes_ dijo la segunda ola. _"No eres solo una ola.  Eres parte del océano_. "
La rosa perdida. (Serdar Ozdan)



13 de julio de 2013

Kárate mental... contra los golpes de la vida.

A nuestros oídos en ocasiones llegan palabras que pueden causar dolor, un dolor emocional como si se recibiera un fuerte golpe. Por contra, hay palabras que pueden sanar lo más profundo de nosotros, física y emocionalmente, como si de la mejor terapia se tratara.

Los que practican o han practicado cualquier arte marcial, utilizando este deporte como una vía de crecimiento físico y mental, saben que la victoria y los trofeos no constituyen las razones más importantes de esta práctica, solo prueban la superioridad de un hombre sobre otro hombre. Para el practicante no existe un oponente, solo se le ve como una persona que mediante su ataque y su defensa nos ayuda a perfeccionarnos técnica y mentalmente.

Este post lo escribo en relación al nuevo libro de Bernabé Tierno, que con el título "Kárate mental", describe la disciplina de una persona que sabe moverse y relacionarse con los demás de forma que nadie sale herido, pese a que las situaciones que vivimos no siempre sean óptimas. El karateka mental aprende a pasar de formas primitivas y agresivas de relación, a valorar la empatía, la comprensión y la dulzura de las formas. Con la práctica del kárate mental, el estudiante aprenderá cada día a manejar situaciones de conflicto, a perdonar (que no olvidar) las injurias, a conquistar el dominio de si mismo, en definitiva a ejercer un verdadero control sobre el contrario y sobre las circunstancias.



"Obtener cien victorias en cien batallas, no es realmente la habilidad más destacada. Vencer al enemigo sin luchar, esa es la más grande habilidad".
(FUNAKOSHI, Gichin)

8 de junio de 2013

La humildad... y me escondo entre colores.

La humildad no permite hacer alardes de lo que se sabe o se tiene. Quien presume de su sabiduría no es más que un necio. Quien hace ostentación de su abundancia es porque nada le pertenece.

La humildad reconoce sus errores y yerra en ellos.

Dice lo siento si considera haber ofendido. Acepta bien las críticas cuando se refieren a ella.

No juzga a nadie en su presencia ni en su ausencia, no busca defecto alguno más que los suyos propios.

La humildad se llena la despensa antes que el armario.

No antepone sus ideas o creencias a las de nadie, no busca comparaciones ni envidia a lo que no posee.

Busca la discreción y evita ser el centro de atención. Muestra modestia ante el orgullo.

No hace lamentaciones de sus desventuras ni se vanagloria de sus triunfos.

Es moderada en palabras y habla cuando sabe lo que dice.

(Extraido de; y me escondo entre colores.)



He elegido el anterior texto o al leerlo ha resonado en mí, quizá por la carencia de esta virtud en nosotros, en general, o quizá, el texto me ha elegido a mi...

“…y me escondo entre colores” es el nuevo libro de Adelaida Artigado, un trabajo que podéis gratuitamente leer online o descargar en vuestro equipo. Se trata de una serie de imágenes y las reflexiones que las mismas suscitan en la autora, reflexiones sobre los valores de la sociedad.

“A veces la realidad se camufla tras la belleza de una imagen, se esconde entre sus colores, queda desenfocada tras la abrumadora y seductora imposición de las apariencias".

Me escondo entre colores es una búsqueda sincera y honesta de la realidad profunda de las cosas, trayendo a la luz lo que a primera vista pasa desapercibido, rasgando el papel de colores para mostrarnos el auténtico regalo de la existencia, que al fin y al cabo no es otra cosa que la oportunidad de ser más humanos y más justos.

8 de marzo de 2013

La nueva realidad - Jordi Pigem

Las crisis del mundo de hoy reflejan una profunda transformación de la conciencia y de la realidad. Se está derrumbando un mundo obsoleto que pone el dinero por delante de las personas y las abstracciones por delante de la vida. Pero al mismo tiempo, una nueva realidad, sigilosamente, está naciendo. En los últimos cien años la física cuántica y otras áreas del saber nos han estado mostrando que el mundo no es como pensábamos. No está hecho de objetos sino de relaciones. Se entiende mejor con el lenguaje de la imaginación, la creatividad y el corazón que con el de las leyes, fórmulas y conceptos. Hoy vivimos entre dos mundos, entre dos realidades. El autor analiza las contradicciones de la economía contemporánea como caso clínico de todo lo que no funciona en el viejo paradigma, en la vieja realidad, y nos conduce a la nueva realidad fascinante que hoy nos revela la física y la neurociencia. Una nueva realidad que no es otra que la que ya entrevieron los sabios de muchas culturas y épocas, y que hoy nos guía hacia una sociedad más justa y una vida más plena.

Doctor en Filosofía, Jordi Pigem se esfuerza en este breve libro en poner de manifiesto lo que él llama una “nueva realidad”, una realidad palpable que, en el marco de la crisis actual, huye de la visión anticuada y a todas luces errónea de la vieja economía, para abrazar lo que se denomina “conciencia cuántica”, un concepto que se apoya en las nuevas revelaciones de la física y la neurociencia.

En un mundo hasta ahora dominado por el dinero y protagonizado por conciencias dudosas, la Humanidad se está dando cuenta, poco a poco, de que la realidad que nos envuelve es distinta a lo que habíamos creído, por lo que requiere un cambio drástico en nuestra forma de afrontarla. Pigem cree que la realidad economicista ha dejado de sostenerse y que debemos abrir los ojos hacia lo que nos revelan las últimas investigaciones sobre el cerebro humano y la física cuántica, que proporcionan claves sobre cómo relacionarnos de una forma más justa y satisfactoria desde el punto de vista emocional y colectivo.

El autor traza un rápido camino hacia sus conclusiones, indicándonos dónde estamos, quiénes somos, de dónde venimos y adónde vamos, desgranando en cada uno de estos apartados conceptos tales como la ciega lógica del sistema, la mente calculadora, el individualismo como método, o el cambio final de rumbo.

Así pues, si el mundo ya no debería regirse por la simple teoría económica, es necesario que pongamos en marcha modos de luchar contra las diversas crisis que nos afectan (económica, ética, ecológica y epistémica), y que aprovechemos la circunstancia para poner en duda antiguas certezas, como hizo la física cuántica en su campo, evitando encontrar soluciones rápidas que sólo creen nuevos problemas en el futuro. El paradigma, en este sentido, debe cambiar.

De la misma manera que la física cuántica, que afirma que la realidad está entrelazada, habría que alcanzar una conciencia cuántica, donde se hable más de relaciones que de objetos.

10 de diciembre de 2012

Héroes cotidianos

Tu puedes ser un héroe o una heroína, no hace falta tener poderes sobrenaturales, tan solo la voluntad de iniciar y continuar por un camino en ocasiones nada agradable, y más o menos duro según lo dependientes que seamos del sistema establecido en general. Aún así, merece la pena realizar este viaje, al que C. G. Jung llamó el viaje del héroe, "al proceso de individuación que ha de hacer un ser humano para alcanzar su totalidad."



A continuación os dejo este texto con el que me he topado, escrito por Pilar Jericó y extraido de su obra; "Héroes cotidianos":


Un héroe anónimo es alguien capaz de superar las dificultades de su vida y de dejar una huella que sirva de influencia positiva para los demás.

El héroe sigue adelante a pesar de los problemas, sin sentirse víctima ni echarle la culpa a otros.
Todos tenemos a un héroe en nuestro interior pero pocos se dan cuenta de ello.

Los seres humanos han sobrevivido como especie por su gran capacidad de adaptación. Como individuos, millones han tenido que adaptarse a situaciones difíciles, como guerras, terremotos, catástrofes, accidentes, despidos o pérdidas tanto afectivas como económicas. Sin embargo, un ser humano siempre encuentra la fuerza necesaria para superar hasta lo que parece imposible.
El héroe es el que puede amarse a si mismo y también a los demás; no se queja, se hace responsable de su vida y de sus actos y pone todo su empeño en seguir adelante a pesar de la adversidad.

Un héroe tiene motivos para vivir porque su vida tiene el significado que él le ha dado.

Para ser un héroe, no es necesario lograr una epopeya colectiva ni el reconocimiento de los otros, sino tener la fortaleza para hacer de la propia vida un éxito e influenciar positívamente a los demás.

Un héroe es un buscador interno y externo, tiene plena confianza en sí mismo y en su capacidad para recuperarse de los fracasos, puede ser auténtico porque acepta la vida como es sin alardear ni preocuparse por las modas y puede ver más allá de las apariencias.

Los héroes son personas que se transforman en guías, porque son sabios, pueden comprender que todo lo que pasa es para aprender, para conocerse mejor y poder cuestionarse sus propias convicciones para tener la posibilidad de cambiar positívamente para seguir creciendo.

Un héroe no trata de ser mejor que los demás sino simplemente ser quien es con humildad. La humildad permite derribar las barreras del ego y descubrir el mundo interior.

El crecimiento personal es lo que hace sentir al héroe, pleno y feliz, porque no tiene miedo y puede dar lo mejor de si mismo.

El héroe está disponible y atento en su vida cotidiana, pero también se toma tiempo para él, es honesto y sabe escuchar, tiene seguidores pero no súbditos, no obliga sino persuade, es fuerte y justo.
Reconoce que tiene defectos pero está seguro que es una persona única e insustituible que merece ser amado.
El héroe anónimo es el que no teme a la incertidumbre porque cree que el porvenir es otra oportunidad, otra etapa del proceso de vivir; y solamente no aferrándose al pasado puede abrirse plenamente a lo nuevo.

El héroe no tiene todas las respuestas pero sin embargo sigue adelante aunque no siempre logre una total comprensión de todo.
El amor es la fuerza del héroe y en ello reside su grandeza, no niega su dolor ni su miedo, puede mirar su sombra de frente sin excusas, ponerse en el lugar de otro y sentir compasión.

El héroe es capaz de estar solo y aprender de ello, sin tener necesidad de ocultarse detrás de sus ocupaciones ni evadirse con distracciones.

Y sobre todo, un héroe no nace, se hace.

25 de octubre de 2012

La conquista de la felicidad; Bertrand Russell

En demasiadas ocasiones parece qué nuestra forma de actuar vaya en contra de nuestros deseos, porque en esto estaremos de acuerdo; queremos ser felices.
Así que parece necesario averiguar qué es aquello que nos lleva a alejarnos de la felicidad. No ya, por decirlo de alguna manera, el mal ajeno que no podemos controlar, sino el que provocamos nosotros mismos.
Al igual qué la felicidad, su contrario la infelicidad, depende en gran parte de uno mismo.

Bertrand Russell  en su libro "la conquista de la felicidad", navega por las aguas de la conciencia humana, tratando de determinar qué es lo que hacemos para llegar a ser felices. Y sobre todo, qué es lo que inconscientemente no hacemos.

Para no alargarme demasiado plasmaré tres aspectos, aunque B. Russell  referencia alguno más en su libro.

1. La culpa. Si la convertimos en un tótem que guíe nuestra vida hasta el punto de controlar nuestras vidas; Si nos consideramos incompetentes en el trabajo, malos padres, amigos en los que no se puede confiar… Si el auto-reproche es la moneda corriente en nuestra vida, jamás lograremos ser felices. Es preciso ser conscientes de nuestras capacidades, ponderarlas en su justa medida, saber de nuestras virtudes y defectos, ser capaces de parcelar el tiempo disponible para sentirnos útiles y contentos con nosotros mismos.

2. El miedo al fracaso. Es un hecho evidente que no siempre se puede ganar, en ocasiones fracasaremos. Da igual a la faceta de nuestra vida en que nos fijamos, ya sea laboral, sentimental o cualquier otra. Cuando empezamos algo desconocemos su final, de hecho, es precisamente una de las razones por las que hacemos cosas, por que no sabemos dónde acabaremos. Pero la incertidumbre no puede ser una excusa para la indolencia y la apatía. Tenemos que analizar lo que un fracaso puede aportarnos, sus peligros y bondades. Pero sobre todo, debemos tomar conciencia de que el camino transitado, independiente de su final, tiene una importancia fundamental en nuestro recorrido vital. El bagaje de las cosas hechas es un caudal inagotable de experiencias sumamente útiles para superar el miedo al fracaso fruto de la infelicidad.

3. El narcisismo. Considerarse el centro de atención, necesitar que los que nos rodean nos vean tal como nosotros queremos que nos vean, sin defectos, inmaculados… Es una de las principales fuentes que nos alejarán de la felicidad. La complacencia en nosotros mismos, nos llevará a querer sentirnos admirados y adulados en todo momento. Pero, no nos engañemos, para los demás no somos el centro de atención, lo cual no quiere decir que no seamos queridos. Pero el amor no supone adoración. El amor es de ida-vuelta, es recíproco.

Finalmente, el filósofo británico nos recuerda una máxima que debemos fijar en nuestra mente... en nuestra búsqueda de la felicidad: "una parte indispensable de la felicidad es carecer de algunas de las cosas que se desean".

Fuente: "La conquista de la felicidad"; Bertrand Russell



24 de septiembre de 2012

Miguel Blanco - Temazcal

Narración de Miguel Blanco con música de Guillermo cazenave, en la qué cuenta una experiencia personal sobre lo qué sintió al practicar el Temazcal, en uno de sus numerosos viajes a tierras Mayas.
Extraida de su libro; "Mayas, los señores del tiempo"

Todo un valiente este Miguel!! teniendo en cuenta qué al realizar esta práctica se sufre y mucho.

18 de agosto de 2012

El temor

Las personas tienen miedo a la pérdida, temen perder su posición, su prestigio, el apoyo, tienen miedo a envejecer, a tener que depender de alguien, temen a lo que les avergüenza del pasado y les produce culpa, a la muerte, a vivir, a lo que dicen los demás, a lo que piensan los otros de ellas y cómo los miran.


Muchos sienten una sensación de inferioridad, de presagio, de angustia; y la angustia que produce la idea de la muerte hace buscar seguridad en la relación humana o en alguna creencia o ideología.

También existe el temor de no alcanzar todos los objetivos que se proponen en la vida, de estar solo, de no ser amado, de la oscuridad, de los ascensores, etc.

Todos pretenden estar completamente a salvo y protegidos; y este constante afán de seguridad los vuelve muy ansiosos en sus vidas.

El temor es uno de los mayores problemas que tiene el ser humano, tanto consciente como inconsciente.

El temor hace que una persona viva a la defensiva y se vuelva agresiva contra lo que le parece que la puede lastimar o contra aquello a lo que se aferra para buscar protección.

Existe el temor a desprenderse de lo conocido, de las personas, de las cosas que se conocen y de las experiencias vividas y también, el temor al futuro, a lo que puede suceder, fruto de todas las expectativas que se tienen a causa del pasado.

El miedo al futuro es el miedo a la incertidumbre .

El origen del temor es el pensamiento que siempre busca certezas, el pensamiento divide el futuro del pasado, lo que es de lo que podría ser.

El pensamiento es el responsable del temor con respecto al pasado y al futuro.

Tanto el placer como el temor tienen su origen en el pensamiento; porque el pensamiento sustenta al temor y da continuidad al placer experimentado en el pasado.

Aunque se haga el mayor esfuerzo en pensar en lo que está sucediendo ahora, el pensamiento evoca también, lo que podría suceder.

Todos desean liberarse del temor y disfrutar del placer; pero para liberarse del temor hay que llegar a comprender cuál es su verdadera raíz.

El placer y el temor están relacionados, porque cuando no sentimos placer sentimos temor.

El temor surge donde opera el pensamiento, porque el pensamiento es la respuesta de la memoria y se basa en los recuerdos del pasado.

El pensamiento es necesario para sobrevivir y para planificar el futuro, pero para poder sobrevivir, el pensamiento dividió el mundo, en razas, naciones, religiones, y esa división es destructiva.

Por esta razón es necesario comprender la naturaleza del pensamiento, o sea distinguir dónde el pensamiento es necesario y dónde es destructivo.

El pensamiento origina el temor porque no puede hallar seguridad en el futuro, porque el pensamiento opera en el tiempo y el mañana no tiene tiempo, el mañana existe como tiempo sólo en el pensamiento.

Para que el pensamiento no genere temor tiene que permanecer quieto, o sea funcionar solamente donde es necesario para que los seres humanos puedan sobrevivir, pero sin producir divisiones de ningún tipo.

Si el pensamiento se aquieta, no divide y el tiempo, como mañana, no existe; porque cuando la mente está en silencio no existe el futuro, ni el temor ni el tiempo.

El temor al futuro lo hemos creado nosotros con el pensamiento destructivo.

Fuente: “La conciencia fragmentada”; J. Krishnamurti.

8 de julio de 2012

Las limitaciones

El hombre es la única especie que puede elegir y liberarse de sus instintos, mientras que los animales viven en un mundo cerrado, atados a ellos. Sin embargo, el hombre, como ser social, no es libre de la responsabilidad de sus actos y de sus compromisos.

Toda figura de autoridad representa un límite que produce rebeldía, porque el límite implica un impedimento que parece atentar contra la libertad del hombre si no puede trascenderlo. La naturaleza tiene sus límites, nos enfrenta a la certeza de la muerte, que es el límite de la vida, y nos circunscribe dentro de los límites de nuestro cuerpo y del espacio tiempo.

El hombre es un ser gregario, significa que vive en grupos. Esos grupos se transforman en comunidades y finalmente en sociedades.

Cualquier grupo humano tiene sus limitaciones que son necesarias para la normal convivencia. Para el hombre, el otro, es el primero de sus límites. El otro, coarta la libertad del hombre, porque todo lo que haga autorizará a los demás a hacer lo mismo. Por lo tanto es necesario abstenerse de hacer todo aquello que les pueda gustar pero que no les gustaría que le hicieran a ustedes.

Para vivir en forma civilizada todo ciudadano de una sociedad tiene que respetar sus deberes y hacer valer sus derechos y tener conciencia que para vivir, tendrá que elegir entre una gran cantidad de opciones pero no todas y que ése será su límite.

Cualquier figura de autoridad produce resistencia y nuestra libertad nos obliga a discriminar si esa autoridad se aparta de las reglas de convivencia, de las leyes de la vida y a cuestionarla si es necesario y utilizar nuestro poder y capacidad para el cambio que favorecerá nuestro crecimiento y desarrollo.

Cuando la rebeldía está orientada a proponer un orden más justo no es transgresión
, porque la transgresión es sólo el capricho sin fundamento de traspasar los límites que no implica ni desarrollo ni crecimiento.

Los trasgresores son los que más necesitan de la autoridad y del límite por no tener ningún proyecto propio.

La autoridad no anula los derechos ni la responsabilidad que tiene cada uno, sino por el contrario, los impulsa.
El autoritarismo, que se opone a la autoridad, necesita a la masa dispuesta a someterse a su poder para gozar de dudosos beneficios y seguridades a cambio de su responsabilidad individual.

En “Límites sanadores”, Anselm Grün, afirma que a veces, para conocerse a uno mismo es necesario traspasar un límite, siempre que se esté dispuesto a hacerse cargo de su acción.

La autoridad es un rol, no una jerarquía, es la encargada de poner las reglas y de hacerlas cumplir.

Lo único que no tiene límites para el hombre es la imaginación, porque para la imaginación todo es posible; y es el desarrollo de la imaginación la que nos permite ser creativos.

La creatividad tampoco tiene límites porque es la fuente inagotable de la sabiduría que nunca se agota.

Fuente: “Diálogos del alma”; “Capitanes y marineros”; Sergio Sinay.
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"La única posibilidad de descubrir los límites de lo posible es aventurarse un poco más allá de ellos... hacia lo imposible".
Arthur C. Clarke


15 de mayo de 2012

Bienvenido dolor

La inteligencia espiritual, es un estado superior al de la inteligencia emocional, que es la capacidad de controlar las emociones. Esto es lo que afirma Pilar Sordo en su libro “Bienvenido dolor”.


-La inteligencia espiritual permite ser más feliz, porque nos damos cuenta del sentido de todo lo que nos pasa y de todo lo que hacemos.

-Para poder disfrutar de la vida hay que aprender a convivir con el dolor, porque tenemos el deber moral de ser felices.

-Se aprende lo más importante de la vida con el dolor y el dolor es algo que no se puede evitar, porque es parte de la vida.

-Cuando nos atrevemos a vivir el dolor y lo expresamos plenamente, con toda nuestra bronca, pena o impotencia, el dolor tiene el poder de transformarnos.

-No se trata de luchar contra el dolor sino de acostumbrarse a vivir con él y al mismo tiempo , siendo capaces de cumplir con nuestra obligación de ser felices.

-Uno elige el sufrimiento pero tiene que aceptar el dolor.

-Los duelos, las enfermedades y las pérdidas exigen una actitud de desapego, agradecimiento, voluntad y perdón, y eso se logra con la inteligencia espiritual.

-Asumir la felicidad como un deber moral hace que no nos aferremos a nuestras aflicciones.

-Las personas felices también tienen los mismos problemas, sólo que eligen no perder la sonrisa por las penas de su alma, y tienen la actitud de vivir y disfrutar del presente, porque se dan cuenta que no pueden controlar nada; y sólo pueden agradecer, cambiar sus prioridades y actuar en consecuencia.

-El dolor, dice Pilar Sordo, es un misterio indescifrable, pero las preguntas que suscita nos sirven para crecer.

-Se puede seguir viviendo con las penas, respetándolas y escuchándolas, porque al final dejan de estar en primer lugar y se depositan en el fondo del alma.

-Elegir ser feliz desde los dolores del alma, exige un esfuerzo, pero luego se siente la satisfacción de haber sido capaces de vivir con el dolor, sin contaminar el resto de nuestra existencia.

-La vida nos enseña a aceptar las pérdidas y las despedidas, aunque nos sorprendan, permitiéndonos comprender que todo lo que tenemos es prestado, que no es nuestro y que el amor trasciende las ausencias.

-El dolor es una lección que tenemos que aprender , y cuando más rápido se aprenda mejor nos parecerá la vida.

-El perdón nos libera dice Pilar Sordo; porque la rabia y los rencores son las expresiones más grandes de esclavitud.

-Las personas que no perdonan no pueden ver los acontecimientos desde una perspectiva más alta y se quedan estancados en el por qué, sin reparar en el para qué.

-Todo esto se logra con la evolución, venciendo los propios demonios y no cediendo ante ellos.

Pilar Sordo no pretende transmitir sabiduría sino compartir experiencias a partir de la observación. No propone ninguna hipótesis sino solamente incursionar en estos temas que son los que preocupan a todos, sin prejuicios, aprendiendo de los que ya han transitado este camino y ya han evolucionado.

Fuente: “Bienvenido dolor”; Pilar Sordo.

19 de diciembre de 2011

Conferencia sobre el libro los peluches de Dios

Presentación por parte del autor Fran Ortega de la obra Los peluches de Dios.
Recomiendo la lectura de dicho libro, pero ¡cuidado! como dice Fran, no te creas nada de lo escrito en él.

11 de noviembre de 2011

Viaje al optimismo. Libro de Eduardo Punset

Portada.
El conocido divulgador científico del programa de RTVE redes, del que soy seguidor, ha escrito su última obra titulada viaje al optimismo-las claves del futuro, que se publicará el próximo 22 de Noviembre.


_Sinopsis del libro:

«El pasado fue siempre peor, y no hay duda de que el futuro será mejor.» Ese mensaje orienta el Viaje al optimismo al que nos invita Eduardo Punset. Los constantes avances científicos, que recorreremos con el autor, justifican abordar con entusiasmo el futuro. En este viaje, Punset desmiente que la crisis sea planetaria, proclama la obligada redistribución del trabajo mientras la esperanza de vida aumenta dos años y medio cada década, y recuerda que ya no es posible vivir sin las redes sociales. Hoy, afirma, «la manada reclama el liderazgo de los jóvenes», es más necesario que nunca «aprender a desaprender» y debemos asumir que la gestión de las emociones es una prioridad inexcusable.

Fuente: http://www.planetadelibros.com/viaje-al-optimismo-libro-55391.html#llevate_libro

30 de octubre de 2011

La oscuridad contra la luz- La eterna batalla.


La humanidad está metida en un gran "lío", en la incertidumbre de la dualidad. ¿Qué porqué digo esto?;
Pues porque en cada uno de nosotros desde siempre y hasta ahora han habitado y habitan dos energías, llamémolas (y esto seguro que os "suena" a alguna película) luces y sombras

A continuación os muestro un texto extraido del libro:
Los peluches de Dios. Autor: Fran Ortega.

 _Yo, la manifestación física conocida como Francisco José Ortega Estrella, sería capaz de matar a un hombre. Y no en la distancia confundiéndome con la seguridad del anonimato, que también, pues siempre disfruté de buena puntería; sino mirándole directamente a los ojos, con ensañamiento, ira, disfrutando cada
segundo de su muerte, soltando todo el odio del que mi ser pudiera ser capaz de albergar.


¿Y todo porque soy un malvado?
No.


Todo por sólo una cosa.
Por Miedo.


De igual modo se, que sería capaz de entregar mi vida por un desconocido, incluso por ese mismo que
pudiera estrangular en un momento dado. Se también, que lo podría hacer desde el anonimato, sin que
nadie jamás en el tiempo supiera que había sido yo el héroe.


¿Y todo porque soy un imbécil?
No.


Todo por sólo una cosa.
Por amor_.



Las sombras son los miedos que tenemos todos, los cuales en su justa medida son necesarios para "sobrevivir" en este nuestro mundo, pero al igual que el autor del anterior texto, opino que puede ser muy dañino para nosotros y para los que están a nuestro alrededor.

Las luces son el Amor, en el más ámplio sentido de de la palabra.

Y para terminar. Como soy de los que creen en que en esta vida lo que se siembra se recoge, o dicho de otro modo, lo que dés recibirás, yo ya he elegido a cual de estas dos energías prestarle mi atención.
¿Y tú, con cual te quedas? 

24 de septiembre de 2011

Paulo Coelho. Aleph

El escritor brasileño Paulo Coelho, ha publicado un nuevo libro titulado Aleph.

Como toda obra de este autor, a mí me parece apasionante, porque te hace "removerte" interiormente y en estos tiempos tan agitados en los que nos ha tocado vivir, recomiendo esta lectura, en la que seguro os hará reflexionar sobre el sentido de la vida.

Añado la primera página del libro:

Portada del  libro.
-¡No!
¿Otro ritual? ¿Otra invocación de las fuerzas invisibles
para que se manifiesten en el mundo visible? ¿Qué tiene eso
que ver con el mundo en que vivimos hoy en día? Los jóvenes
salen de la universidad y no encuentran trabajo. Los mayores
llegan a la jubilación sin dinero para nada. Los adultos no tienen
tiempo para soñar; se pasan desde las ocho de la mañana
hasta las cinco de la tarde luchando para mantener a su familia,
pagar el colegio de sus hijos, afrontando lo que todos conocemos
con el nombre de «dura realidad».
El mundo nunca ha estado tan dividido como ahora:
guerras religiosas, genocidios, falta de respeto por el planeta,
crisis económicas, depresión, pobreza. Todos quieren resultados
inmediatos para resolver al menos algunos de los
problemas del mundo o de su vida personal. Pero las cosas
parecen cada vez más negras a medida que avanzamos hacia
el futuro.
¿Y yo aquí, intentando avanzar en una tradición espiritual
cuyas raíces están en un pasado remoto, lejos de todos los desafíos
del momento presente?-

Si queréis seguir leyendo, en la web de esta obra, podéis descargar su primer capítulo.
http://www.hoyempiezaminuevavida.com/?intro=1