15 de noviembre de 2014

Momentos encontrados

Hay veces que se tiene la sensación de como si se parara el tiempo, momentos en los que la incertidumbre y el desasosiego desaparecen.
No me refiero, en este caso, a los momentos y situaciones buscadas en las que utilizamos alguna que otra "herramienta" para controlarnos y/o algún que otro viaje para apartarse de esa "cosa" llamada estrés generado por diversas y múltiples causas que llegan a perturbar.

Me refiero a situaciones encontradas, que nos remueven algo por dentro, que llegan a armonizar nuestro estado mental y emocional de golpe, y también de golpe, hacen que nos fijemos en lo que realmente importa... dejando así a lo demás como secundario o terciario.

Una situación así me ocurrió con esta escena:


Ese último momento que paró mi sentido del tiempo, fue cuando encontré a mi hijo dormido con nuestro querido gatito apoyado en su mano, el que también se encontraba en el mundo del inconsciente.
Son simples pero profundos momentos que se pueden encontrar en nuestra vida cotidiana, que como siempre, de cada uno depende alargarlos en el tiempo o no.

Definir esos estados de alegría no es fácil, lo que si puedo decir es que nos conectan como con otra dimensión, (y a partir de aquí cada cúal con sus creencias o certezas) en la que no hay sitio ni lugar para el desasosiego ni para las comunes preocupaciones.

30 de octubre de 2014

Vientos de cambio II

Muy concentrados en el tiempo están saliendo a la "luz" los distintos casos de corrupción, cohecho, apropiación indebida... delitos que cualquier ser humano seria capaz de cometer, si llega al poder.
Porque de todos es sabido que para llegar a mandar sobre otros, es necesario ser una persona dura, con pocos valores éticos y con pocos escrúpulos.

Asi que no deberíamos sorprendernos de lo que ya se sabía o al menos se intuía.

Por otro lado, como no creo en las casualidades, o sea, que nada ocurre porque sí. Toda esta cantidad de casos tampoco creo que se hallan revelado casi al mismo tiempo sin ninguna razón.
El como y el porqué para mi no es tan relevante, porque; ¿qué íbamos a esperar de esas personas que nos gobiernan con esas "cualidades" anteriormente descritas?

El agricultor tiene que "romper la tierra" (arar) para poder sembrar... y eso es lo que intuyo o quiero creer que está ocurriendo con este y otros sistemas de gobierno, que se están resquebrajando para así dar paso a otros, al menos, algo distintos.

Eso si, para que sigan fluyendo estos "vientos de cambio"  para el bien común, es necesario que nos administren personas que no ansíen el poder...
El tiempo lo dirá. Mientras tanto, los que estamos en este presente tenemos la capacidad de ir moldeando y dar forma al futuro.


24 de octubre de 2014

Indigencia de sentido

Deambulando sin descanso, devorado por la incertidumbre y teniendo como expectativa sólo un horizonte hostil, el indigente trashumante recorre la tierra en calidad de expulsado, como desterrado. Parece recrear en su trashumancia sin fin, la maldición eterna del “judío errante”, esa figura de la mitología judeo-cristiana, destinada a “vagar sin cesar”, a “recorrer el mundo" sin esperanza de descansar en paz.

La indigencia alude a miseria, estrechez, necesidad, pobreza material que, trasladada al plano de los valores, se asocia con carencia de valor, a una incapacidad de ser gente, de decencia. Sin embargo, la indigencia en términos filosóficos y literarios puede ser considerada como un estado potencial de todos los seres, que no se circunscribe necesariamente a un contexto precario de exclusión o privación de bienes materiales mínimos o de pobreza extrema. Este vocablo alude a la llana condición humana de “incompletud” y necesidad de búsqueda de sentido que cada amanecer nos acosa.
*Este texto forma parte del libro de Reyna Carretero Rangel y Emma León Vega (2009),
  Indigencia trashumante. Despojo y búsqueda de sentido en un mundo sin lugar.


Las etapas de esa búsqueda corresponden a las del viaje interior de cualquier individuo en el curso de su evolución, más allá de la física. El patrón es siempre el mismo: después de experimentar un "segundo nacimiento", aún queda por hacer un viaje y un regreso al punto de partida, tras realizar un largo peregrinaje a través de una serie de pruebas.

Pruebas que no todos tienen ganas de emprender, o que simplemente no les prestan atención. Pero quien se atreva a salir del "sin sentido materialista", una gran aventura les espera para ir rellenando esa incompletud de la que poco se habla, pero que muchos sienten.


8 de octubre de 2014

Insignificantes

Decía Aristóteles que la naturaleza nunca hace nada sin motivo. Y no hay nada más espectacular que apreciar sus procesos, de los que nosotros formamos parte. Una ínfima parte. Jamás superiores a ella, sólo un eslabón de la cadena. Podemos sentirnos los seres vivos más poderosos, y en muchos aspectos somos el peón capaz en parte de liberarnos del automatismo del resto. Pero jamás invencibles.

Y nos inventamos una historia con final feliz donde, como si existiera una pócima secreta, nos creímos superiores a todos los demás. Para qué engañarnos, al tener el poder del desarrollo es tan fácil como disfrutarlo. No eres más villano por usar un coche, ni por encender la calefacción. Estás dentro de ese eslabón de “superioridad” en el que has crecido.

Pero al igual que el resto de compañeros del mundo tiene que aceptar nuestra colonización, el ser humano debe saber que la bestia parda es más fuerte que toda la civilización humana, sea en forma de tsunami, o con el aspecto microscópico de un pequeño virus con forma de inocente lazo que puede hacer matar en cuestión de días.

Nos creímos más fuertes que el resto de seres. Pero lo peor es que una parte de esta sociedad se creyó superior a su misma especie. Y hasta que el mal no cruzó el charco más de uno ni había oído hablar de ese diminuto ente criminal. Ahora las alarmas suenan con virulencia. El egoísmo humano que no invirtió su tiempo y dinero en investigar una enfermedad a la que nos sentimos inmunes porque la teníamos muy lejos se ha vuelto contra nosotros. Y aunque la situación de emergencia se quede en un susto, y ojalá así sea, la experiencia habrá demostrado que la sociedad libre, como diría Kennedy, no podrá ayudar a sus muchos pobres, pero tampoco salvar a sus pocos ricos. La naturaleza no entiende de dinero. El egoísmo, al final, tampoco.
-Autora: Marta García Bruno. (periodista)

Ante "catástrofes" naturales nos vemos, como indica Marta, "insignificantes" ante el poder y misterio de la naturaleza. Si, hace falta que nos ocurran eventos que vemos como desgracias para que se nos baje de golpe ese egocentrismo que impera en la humanidad. Creyéndonos unos mejores que otros por el simple hecho de tener un mayor nivel económico, nos llevará irremediablemente por una espiral egocéntrica donde nace el egoísmo...

A veces la naturaleza nos envía avisos para darnos la oportunidad de replantearnos, de una manera profunda, nuestra forma de vivir, pensar y de sentir... En este caso a través del "salto" a la civilización occidental, del virus del ébola.
Reflexionemos sobre esto, pero nunca con miedo. Porque ya sabemos lo que genera el miedo.

Misionera que superó el virus, gracias a que su cuerpo fue capaz de crear anticuerpos contra él.

21 de septiembre de 2014

La vasija agrietada - Las imperfecciones

Un cargador de agua de la India tenía dos grandes vasijas que colgaban a los extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros.

Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba todo el agua al final del largo camino a pie, desde el arroyo hasta la casa de su patrón, pero cuando llegaba, la vasija rota solo tenía la mitad del agua. Durante dos años completos esto fue así diariamente. Desde luego, la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque sólo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación.

Después de dos años, la tinaja quebrada le habló al aguador diciéndole: _Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas sólo puedes entregar la mitad de mi carga y sólo obtienes la mitad del valor que deberías recibir_.

El aguador, le dijo compasivamente: _Cuando regresemos a la casa quiero que te fijes en las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino_.

Así lo hizo la tinaja. Y en efecto, vio muchísimas flores hermosas a lo largo del trayecto, pero de todos modos se sintió apenada porque al final, sólo quedaba dentro de sí la mitad del agua que debía llevar.

El aguador le dijo entonces: _¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino? Siempre he sabido de tus grietas y quise sacar el lado positivo de ello. Sembré semillas de flores a todo lo largo del camino por donde vas y todos los días las has regado y por dos años he podido recoger estas flores para decorar el altar de mi Madre. Si no fueras exactamente como eres, con todo y tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza_.
(Tradicional cuento Indú)


Todos tenemos defectos... y nos relacionamos, compartimos, y convivimos con personas con sus particulares "grietas".
Partiendo de que estamos aquí, en esta realidad, para aprender día tras día de nuestra existencia. ¿Qué nos aportaría el ser perfectos?...

Implica un trabajo personal profundo y comprometido, aceptar (no resignarse) nuestros defectos y los de nuestro entorno, para llegar a ser conscientes de que las "grietas" nos ayudan a madurar, a crecer, a ser tolerantes... a convivir en paz con los demás y sobre todo, con uno mismo. 
Evitaríamos así, las "mecánicas" críticas y juicios que se generan en la mente y terminan saliendo por la boca.

Además, creer que tus "defectos" y los de los otros, se presentan ante ti para ayudarte, en vez de para poner piedras en tu camino. Te llevará a ver la vida con "otros ojos", e incluso llegarás a reirte de ti mismo/a.

9 de septiembre de 2014

Resilencia. 10 pilares para fortalecer a la persona

A estas alturas ya sabemos: Que la vida no es ni mucho menos "un camino de Rosas".
Que esperar a que un salvador que nos saque de ciertas situaciones dolorosas, podríamos estar esperándole durante toda una vida.
Que del único que depende tu estado emocional y psíquico, es de ti mismo/a.
De esto último es de lo que trata la Resilencia: de ser conscientes de la existencia de esa capacidad humana, o sea que tenemos todos, que supone una oportunidad para superar los retos que se presentan en el día a día y estar preparado para afrontar los acontecimientos traumáticos que se presentan en la vida de toda persona.



En la página infosalus.com  he encontrado lo que en el "instituto español de resilencia" denominan como; los 10 pilares para fortalecer a la persona.

1. Introspección: Capacidad de observarse, conocerse a si mismo y darse una respuesta honesta en relación al mundo exterior.

2. Motivación personal: Capacidad de darle sentido a la vida creando su propio proyecto transcendente.

3. Autorregulación emocional: Capacidad de afrontar tensiones sin victimismo como parte de la vida, debilitando la respuesta al estrés.

4. Indepedencia y autonomía emocional: Capacidad de mantener distancia emocional y física ante los conflictos sin caer en el aislamiento.
Saber fijar límites entre uno mismo y el medio con problemas.

5. Confianza en si mismo y en sus propios recursos: Adecuada autoestima, iniciativa y responsabilidad para lograr autonomía personal.

6. Capacidad de relacionarse: Habilidad para establecer vínculos afectivos con otras personas creando relaciones saludables.
Equilibrar la propia necesidad de afecto con la actitud de ayudar a otros.

7. Actitud positiva y optimismo: Capacidad de resolver problemas de forma creativa, desdramatizando.

8. Sentido del humor y creatividad: Para resolver problemas relativizando y sabiendo encontrar lo cómico en la propia tragedia.

9. Colaboración y compromiso: Capacidad de comprometerse con valores y ayudar a otros.

10. Moralidad, ética y coherencia: Mantener una unidad de vida entre lo que se dice y lo que se hace fundada en criterios sólidos.

6 de septiembre de 2014

Apreciar los contrastes

Lograr llevar una vida sin sobresaltos tanto interiores como exteriores, es deseada por muchos de manera consciente o inconscientemente.
De manera consciente los producimos cuando por ej: queremos pero no podemos, prolongar en el tiempo nuestro periodo de vacaciones.
De forma inconsciente se produce, o mejor dicho, lo sentimos cuando experimentamos un vacío interior, y que no logramos identificar quién o que lo provocó.... Personalmente, de vez en cuando voy identificando a los "invasores". Y esto me da la capacidad de poder apartarlos, o apartarme de ellos.

El caso es que lograr un permanente estado de bienestar (estar bien), no lo logra ni el mismísimo Dalai lama.
La clave para llevar una vida más o menos llevadera, sería apreciar los contrastes que nos ofrece la vida. Porque si nos damos cuenta, la vida se compone de contrastes y si nos dedicamos a etiquetar a las personas y cosas como "blancas o negras", esos sobresaltos los experimentaremos a menudo.

Es decir, aceptar lo que la vida nos ofrece, probando los distintos "sabores" que esta nos proporciona... Solo así, seremos capaces de quedarnos y de valorar positivamente lo "poco o mucho" que tenemos. Entonces estaremos en condiciones de seguir creciendo en todos los sentidos.

Para poder llegar a disfrutar de un buen vino, antes hay que atreverse a beber de cada copa con distintos vinos...
¿Como sabremos cual es el bueno? Cuando probemos los que no nos aportan nada, sabremos cual es adecuado y con el que nos quedamos.