21 de marzo de 2015

R. Margarit. Vínculos... "una afirmación de la vida misma"

"Las relaciones afectivas nunca son insignificantes por breves que sean en el espacio y el tiempo. Cuando se tiende la mano a alguien, se le está ofreciendo confianza y cordialidad, que suelen ser la antesala del afecto. Ahí el alma se asoma para ofrecer lo que quiere compartir, y aunque sea un instante, la persona ha salido de sí misma y ha reconocido al otro. Esa es una auténtica expresión de vida y por ello siempre es importante.

Además, cuando una persona reconoce a otra en ese intercambio afectivo, las dos quedan modificadas, ya no hay marcha atrás y aquello también se incorpora a nuestro equipaje, de manera que se podría asegurar que en nuestro trayecto vital llevamos con nosotros la huella del afecto dado y recibido tanto si supone una relación de muchos años como si ha sido solamente la relación de un instante. Nos construimos con los otros. Tal vez seamos una especie de acueducto que transporta la vida, la energía vital de unos a otros en forma de afecto, en el que puede haber tramos largos y tramos cortos.

Los vínculos humanos son la expresión de la necesidad y del deseo, las dos cosas que nos remiten a la vida; es por ello que todo lo que sea establecer una buena relación, sea como sea y durante el tiempo y la intensidad que sea, es una afirmación de la vida misma."

Remei Margarit, (psicóloga y escritora)


Tumbado en la pradera de un parque, me dí cuenta de que las ramas de los árboles de una misma especie que se encontraban a mi alrededor se buscaban e incluso tocaban.
En días posteriores, cuando me encuentro en un entorno natural, me fui fijando en las ramas de los árboles y la regla se confirmaba... aunque estos se encuentren a varios metros entre si, lo dicho, se buscan como si necesitaran el "afecto" de su semejante.

Por lo visto, la necesidad de crear vínculos no solo es patrimonio de los seres humanos.


13 de marzo de 2015

Aprender a "aprender"

Llegados a determinada edad, creo que todos llegamos a darnos cuenta de que una de las funciones que tenemos es la de aprender. No solo en el tema cultural y académico, también en lo personal, o "eso" que nos hace madurar.

Aunque hay personas que creen que madurar es cumplir años sin más, yo creo que se trata de algo más.

El paso del tiempo hace que la fruta madure en el árbol. Para el ser humano hace falta, además de tiempo, experiencias vividas de las que deberíamos aprender. Y digo "deberíamos" porque no siempre lo hacemos... O es que nunca te has preguntado: ¿por qué me tiene que pasar esto una y otra vez a mi?

Eso que nos pasa e incluso sentimos una y otra vez, nos ocurre porque no hemos sacado ninguna enseñanza de tal situación... Y en quién o que nos lo recuerda no voy a entrar, pero si en quién es el responsable de cambiar esa situación repetitiva; uno mismo.
Asi que el trabajo de recordar la lección para futuros "exámenes" somos nosotros mismos, ya que en estos temas profundos, no se puede copiar como cuando estabas en el instituto y echabas un ojo al examen del compañero.

Lo que si es efectivo, es compartir y empatizar- reir y llorar con los demás.
Solo te estancas, en grupo avanzas; No caigamos en el error de aislarnos durante mucho tiempo, no hay nada más dañino para los demás y para uno mismo, que el egoísmo... Este es el que tarde o temprano, nos lleva a hacernos la anterior pregunta.

Prestar atención a los que no son como nosotros (en lo que a carácter y forma de ser se refiere) es una gran fuente de aprendizaje mutuo, como por ejemplo; Puede que al otro le haga falta aprender sobre la paz o serenidad que transmites, y tu tengas que aprender sobre ese carácter extrovertido y alegre. O viceversa.
Recordar que todos somos necesarios, es una buena manera de estar abiertos al aprendizaje.


9 de marzo de 2015

Sobre el equilibrio

"La postura correcta del cuerpo es aquella en la que se puede iniciar un movimiento en cualquier dirección con la misma facilidad, sin necesidad de un ajuste preliminar y realizado con el mínimo esfuerzo y la máxima eficiencia." (Moshe Feldenkrais)
Cuando todo en nuestro cuerpo está alineado, experimentamos que nuestros movimientos son realizados con menos esfuerzo, estamos más disponibles y empleamos menos energía para obtener el máximo resultado. Con todo ello, nos sentimos más presentes y estables.

En estado de equilibrio experimentas el No esfuerzo, y sientes que todo fluye en tu sistema. No sientes tensiones, ni que otras partes de tu cuerpo se esfuerzan por compensar el desequilibrio.
Ej: compensación del tórax en relación a la pelvis, compensación de la cabeza y cervicales en relación con las lumbares, etc…

El equilibrio estático sería cuando la fuerza de la gravedad puede viajar a través de nuestro cuerpo sin ejercer ninguna compensación por las partes del cuerpo en relación al eje gravitatorio y la relación con los puntos de apoyo fueran siempre los mismos y fijos. Un ente rígido.

Ni que decir tiene, que este equilibrio no se refleja sólo en el cuerpo físico, sino también en el cuerpo emocional y mental.

Mantener el equilibrio es una disciplina que nos proporciona flexibilidad.
Si queremos vivir una vida satisfactoria a todos los niveles, necesitamos gran flexibilidad en todas las áreas de acción.

Emocionalmente; para expresar una emoción de manera adecuada necesitamos ser capaces de dar una respuesta desde un sistema interno flexible.
Personas atrapadas por la ansiedad, la culpa o la inseguridad sufren deficiencias de respuesta flexible en su sistema.

Por otro lado, una mentalidad madura y saludable requiere una extraordinaria capacidad de ser flexible y de mantener el equilibrio entre los conflictos presentados por nuestras necesidades, objetivos, deberes, responsabilidades y dirección.

El equilibrio es precisamente una disciplina porque el acto de rendirse, por lo general, resulta doloroso.

"La esencia de la disciplina para mantener el equilibrio radica en rendirse", según se explica en el libro “The Road Less Travelled” de M. Scott Peck.
Muchas veces nos encontramos mentalmente o emocionalmente negociando los altibajos de nuestra vida, intentando encontrar ese equilibrio a lo largo de ella.

La búsqueda del equilibrio puede ser abordada desde el ángulo que la persona se encuentre más cómoda, bien sea por la parte física, por la emocional o por la mental. De cualquier manera, tu cuerpo nunca te mentirá y será tu guía para mostrarte si estás en tu centro, o no.

Autora: Paula Alonso




Esta planta tiene su misterio, porque aunque no lo creáis, brotó durante este invierno sin que yo ni nadie de mi familia añadiera algún brote o semilla de esta.
En ese mismo tiesto, anteriormente planté una planta silvestre con pequeñas flores, la cuál, no sobrevivió al frío invierno de Madrid... Se fué secando a la vez que se desarrollaba la de la foto.

He aprovechado esta entrada para mostraros la forma equilibrada y fractal de como se desarrolla esta misteriosa planta y en general, todo en la naturaleza... ya que el tan buscado equilibrio, es un estado natural.

6 de marzo de 2015

Fotografía "Mejorada"

Trabajo realizado por el experto en fotografía y artista de retoque, Erik Johansson.
Para realizar su trabajo, utiliza elementos físicos mezclados con imágenes generadas por ordenador.
Metafórico y sugerente trabajo, del que podéis conocer más en su página web: erikjohanssonphoto.com

 









27 de febrero de 2015

Liberar cargas

Quién más y quién menos, casi todos vamos acumulando cargas que nos pueden complicar el avanzar de manera cómoda por nuestra vida.

El ser consciente o darse cuenta del peso que vamos acumulando, nos daría la posibilidad de poder ir soltando poco a poco dicho peso... porque siempre es el primer paso para cambiar algo, (si se quiere, claro).

Pero por desgracia o por inconsciencia, no siempre "caemos en la cuenta" de la carga que vamos acumulando. Y peor aún sería que nos acostumbremos a ellas, llevaríamos una vida pesada, convertiríamos nuestro camino en una constante cuesta arriba, y claro, seríamos "carne de cañón" para intentar ocultar con sustancias, nada sanas, nuestra pesada vida.

Las diferentes cargas las podríamos sintetizar en; rencores, culpas y diferentes miedos.

Para liberarse de la carga acumulada hay que "asomarse al abismo de uno mismo", aguantar
y soportar el vértigo que se experimenta, y estar dispuesto a soltar hacia el fondo del precipicio, esas piedras que se fueron cristalizando en nuestro interior.
Mirar más dentro de uno mismo para hacernos cargo de ellas y menos hacia el exterior, hacia los demás.

No me refiero a encerrarse dentro de uno mismo y no prestar atención al exterior... el exterior, los demás, son como espejos en los que nos vemos reflejados, o sea, lo que nos molesta de los demás, suelen ser actitudes que tenemos que sanar en nosotros mismos.

Con lo anteriormente expuesto, me refiero a que si uno mismo no se ocupa de su interior, los otros no lo van a hacer por nosotros... más que nada, porque no tienen acceso a nuestro personal "abismo".
Eso si, somos seres sociales, por lo que necesitamos relacionarnos con los demás. Y seguro que entre las personas de nuestro entorno, existen seres que nos brinden su ayuda, solo que, hay que saber y estar preparado para recibir esa "muleta" que en ocasiones necesitaremos para no marearnos con el vértigo que a veces se experimenta al mirar dentro de si mismo.

Los que se hallan liberado de rencores, culpas y algunos miedos, están preparados y en condiciones para prestar su ayuda. Y lo que es más importante; habrán conseguido la verdadera libertad.

22 de febrero de 2015

La tristeza y la furia - Relato

"En un reino encantado donde los hombres nunca pueden llegar, o quizás donde los hombres transitan eternamente sin darse cuenta...
En un reino mágico, donde las cosas no tangibles, se vuelven concretas...

Había una vez...
Un estanque maravilloso.
Era una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores existentes y donde todas las tonalidades del verde se reflejaban permanentemente...
Hasta ese estanque mágico y transparente se acercaron a bañarse haciéndose mutua compañía, la tristeza y la furia.

Las dos se quitaron sus vestimentas y desnudas, las dos, entraron al estanque.
La furia, apurada (como siempre está la furia), urgida -sin saber por qué- se baño rápidamente y más rápidamente aún salió del agua...

Pero la furia es ciega, o por lo menos, no distingue claramente la realidad, así que desnuda y apurada, se puso, al salir, la primera ropa que encontró...

Y sucedió que esa ropa no era la suya, sino la de la tristeza...

Y así vestida de tristeza, la furia se fue.

Muy calma, y muy serena, dispuesta como siempre, a quedarse en el lugar donde está, la tristeza terminó su baño y sin ningún apuro (o mejor dicho sin conciencia del paso del tiempo), con pereza y lentamente, salió del estanque.

En la orilla encontró que su ropa ya no estaba.

Como todos sabemos, si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al desnudo, así que se puso la única ropa que había junto al estanque, la ropa de la furia.

Cuentan que desde entonces, muchas veces uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, terrible y enfadada, pero si nos damos el tiempo de mirar bien, encontramos que esta furia que vemos, es sólo un disfraz, y que detrás del disfraz de la furia, en realidad... está escondida la tristeza."
(Autor: Jorge Bucay, "Un cuento triste, no tan triste" 
        
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Se dice por ahí; que el "santo" no siempre ha sido tan bueno, ni el "diablo"tan malo. Por lo que definir o etiquetar a las personas por sus actitudes o formas de ser, (otra cosa serían los hechos) me parece, cuanto menos, atrevido. No por lo valiente sino por el gran riesgo de estar equivocados.
Al fin y al cabo, todos representamos personajes transitorios 



18 de febrero de 2015

El Egoísmo

El egoísmo es aquello que sustituye al amor propio, o que se refiere a un exceso de amor inmaduro e inmoderado que una persona siente sobre sí misma, con el fin de atender desmedidamente su propio interés. El egoísta no se interesa por el bien del prójimo sino que actúa de acuerdo a su absoluta conveniencia, anteponiendo sus propios intereses a los de los demás.
Como dijo Aristóteles: "El egoísmo no es el amor propio, sino una pasión desordenada por uno mismo".

Quienes se deciden y atreven a introducirse en el camino hacia el conocimiento de uno mismo, o sea, en el proceso en el cual nos enfrentamos a nuestras propias "sombras". Puede que lleguen a obrar de manera egoísta al preocuparse y ocuparse solo de si mismo, y por tanto alejarse, e incluso sentirse molesto por los demás.

Los que no se introducen en ese camino (aunque creo que todos en algún momento, lo queramos o no, lo llegaremos a transitar) no son, ni más ni menos valientes.
Quizá es que no les hace falta sanar ninguna actitud o ninguna emoción perturbadora. Porque precisamente es de lo que se trata cuando se emprende el auto-conocimiento... de sanar alguna que otra frustración, ya que estas suelen generar rencores "anclados" en el interior.

Como en todo, lo ideal sería encontrar un equilibrio para no caer en la insana costumbre de empeñarnos en que los demás vivan de la manera en que nosotros queremos que vivan, mejor sería aceptar la manera en como ellos mismos deseen vivir.