27 de febrero de 2015

Liberar cargas

Quién más y quién menos, casi todos vamos acumulando cargas que nos pueden complicar el avanzar de manera cómoda por nuestra vida.

El ser consciente o darse cuenta del peso que vamos acumulando, nos daría la posibilidad de poder ir soltando poco a poco dicho peso... porque siempre es el primer paso para cambiar algo, (si se quiere, claro).

Pero por desgracia o por inconsciencia, no siempre "caemos en la cuenta" de la carga que vamos acumulando. Y peor aún sería que nos acostumbremos a ellas, llevaríamos una vida pesada, convertiríamos nuestro camino en una constante cuesta arriba, y claro, seríamos "carne de cañón" para intentar ocultar con sustancias, nada sanas, nuestra pesada vida.

Las diferentes cargas las podríamos sintetizar en; rencores, culpas y diferentes miedos.

Para liberarse de la carga acumulada hay que "asomarse al abismo de uno mismo", aguantar
y soportar el vértigo que se experimenta, y estar dispuesto a soltar hacia el fondo del precipicio, esas piedras que se fueron cristalizando en nuestro interior.
Mirar más dentro de uno mismo para hacernos cargo de ellas y menos hacia el exterior, hacia los demás.

No me refiero a encerrarse dentro de uno mismo y no prestar atención al exterior... el exterior, los demás, son como espejos en los que nos vemos reflejados, o sea, lo que nos molesta de los demás, suelen ser actitudes que tenemos que sanar en nosotros mismos.

Con lo anteriormente expuesto, me refiero a que si uno mismo no se ocupa de su interior, los otros no lo van a hacer por nosotros... más que nada, porque no tienen acceso a nuestro personal "abismo".
Eso si, somos seres sociales, por lo que necesitamos relacionarnos con los demás. Y seguro que entre las personas de nuestro entorno, existen seres que nos brinden su ayuda, solo que, hay que saber y estar preparado para recibir esa "muleta" que en ocasiones necesitaremos para no marearnos con el vértigo que a veces se experimenta al mirar dentro de si mismo.

Los que se hallan liberado de rencores, culpas y algunos miedos, están preparados y en condiciones para prestar su ayuda. Y lo que es más importante; habrán conseguido la verdadera libertad.

22 de febrero de 2015

La tristeza y la furia - Relato

"En un reino encantado donde los hombres nunca pueden llegar, o quizás donde los hombres transitan eternamente sin darse cuenta...
En un reino mágico, donde las cosas no tangibles, se vuelven concretas...

Había una vez...
Un estanque maravilloso.
Era una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores existentes y donde todas las tonalidades del verde se reflejaban permanentemente...
Hasta ese estanque mágico y transparente se acercaron a bañarse haciéndose mutua compañía, la tristeza y la furia.

Las dos se quitaron sus vestimentas y desnudas, las dos, entraron al estanque.
La furia, apurada (como siempre está la furia), urgida -sin saber por qué- se baño rápidamente y más rápidamente aún salió del agua...

Pero la furia es ciega, o por lo menos, no distingue claramente la realidad, así que desnuda y apurada, se puso, al salir, la primera ropa que encontró...

Y sucedió que esa ropa no era la suya, sino la de la tristeza...

Y así vestida de tristeza, la furia se fue.

Muy calma, y muy serena, dispuesta como siempre, a quedarse en el lugar donde está, la tristeza terminó su baño y sin ningún apuro (o mejor dicho sin conciencia del paso del tiempo), con pereza y lentamente, salió del estanque.

En la orilla encontró que su ropa ya no estaba.

Como todos sabemos, si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al desnudo, así que se puso la única ropa que había junto al estanque, la ropa de la furia.

Cuentan que desde entonces, muchas veces uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, terrible y enfadada, pero si nos damos el tiempo de mirar bien, encontramos que esta furia que vemos, es sólo un disfraz, y que detrás del disfraz de la furia, en realidad... está escondida la tristeza."
(Autor: Jorge Bucay, "Un cuento triste, no tan triste" 
        
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Se dice por ahí; que el "santo" no siempre ha sido tan bueno, ni el "diablo"tan malo. Por lo que definir o etiquetar a las personas por sus actitudes o formas de ser, (otra cosa serían los hechos) me parece, cuanto menos, atrevido. No por lo valiente sino por el gran riesgo de estar equivocados.
Al fin y al cabo, todos representamos personajes transitorios 



18 de febrero de 2015

El Egoísmo

El egoísmo es aquello que sustituye al amor propio, o que se refiere a un exceso de amor inmaduro e inmoderado que una persona siente sobre sí misma, con el fin de atender desmedidamente su propio interés. El egoísta no se interesa por el bien del prójimo sino que actúa de acuerdo a su absoluta conveniencia, anteponiendo sus propios intereses a los de los demás.
Como dijo Aristóteles: "El egoísmo no es el amor propio, sino una pasión desordenada por uno mismo".

Quienes se deciden y atreven a introducirse en el camino hacia el conocimiento de uno mismo, o sea, en el proceso en el cual nos enfrentamos a nuestras propias "sombras". Puede que lleguen a obrar de manera egoísta al preocuparse y ocuparse solo de si mismo, y por tanto alejarse, e incluso sentirse molesto por los demás.

Los que no se introducen en ese camino (aunque creo que todos en algún momento, lo queramos o no, lo llegaremos a transitar) no son, ni más ni menos valientes.
Quizá es que no les hace falta sanar ninguna actitud o ninguna emoción perturbadora. Porque precisamente es de lo que se trata cuando se emprende el auto-conocimiento... de sanar alguna que otra frustración, ya que estas suelen generar rencores "anclados" en el interior.

Como en todo, lo ideal sería encontrar un equilibrio para no caer en la insana costumbre de empeñarnos en que los demás vivan de la manera en que nosotros queremos que vivan, mejor sería aceptar la manera en como ellos mismos deseen vivir.



5 de febrero de 2015

La belleza y el placer refuerzan el sistema inmune

Observar la belleza y sentir emociones positivas relacionadas con ella (como el asombro, la alegría o el placer) puede potenciar el sistema inmunitario, según un estudio de la Universidad de California en Berkeley (EE.UU.). Aunque no se sabe qué es primero, si la emoción o el proceso químico, o si es algo bidireccional, los científicos comprobaron que las personas que pasaban un día mejor tenían niveles más bajos de proteínas pro-inflamatorias


Contemplar maravillas como el Gran Cañón del Colorado y el techo de la Capilla Sixtina, o escuchar el Ave María de Schubert, puede potenciar las defensas del cuerpo, según una nueva investigación de la Universidad de California en Berkeley (EE.UU.).

Los investigadores han relacionado las emociones positivas (especialmente el asombro que sentimos cuando somos tocados por la belleza de la naturaleza, el arte y la espiritualidad) con niveles más bajos de las pro-inflamatorias citocinas, que son proteínas que indican al sistema inmunológico que trabaje más duro.

"Nuestros hallazgos demuestran que las emociones positivas se asocian con los marcadores de buena salud", afirma en la información de la universidad Jennifer Stellar, investigadora postdoctoral en la Universidad de Toronto (Canadá) y autora principal del estudio, que se llevó a cabo mientras estaba en Berkeley.

Aunque las citocinas o citoquinas son necesarias para pastorear las células hacia los campos de batalla del cuerpo para que combatan las infecciones, las enfermedades y los traumatismos, altos niveles sostenidos de ellas se asocian con peor salud y trastornos tales como diabetes tipo 2, enfermedades del corazón, artritis e incluso la enfermedad de Alzheimer y la depresión clínica.

Durante mucho tiempo se ha considerado que una dieta saludable y dormir mucho y hacer mucho ejercicio refuerzan las defensas del cuerpo contra las enfermedades físicas y mentales. Pero el estudio de Berkeley, cuyas conclusiones se acaban de publicar en la revista Emotion, es uno de los primeros en estudiar el papel de las emociones positivas en ese arsenal.

"Que la fascinación por la belleza promueva niveles saludables de citocinas, sugiere que las cosas que hacemos para experimentar estas emociones (un paseo por la naturaleza, perderse en la música, ver arte) tienen una influencia directa sobre la salud y la esperanza de vida", asevera el psicólogo de Berkeley Dacher Keltner, co-autor del estudio.
Fuente: Tendencias 21
 
Con este reciente estudio se confirma una vez más, que las emociones y sentimientos influyen directamente en el micromundo que habita en el interior de nuestro cuerpo. Para bien o para mal... la decisión es individual.
Y por la ola de frío que está cayendo en estos días por aquí y por la mayoría del continente europeo, temerario sería acudir a un entorno natural para encontrar y "empaparse" de su belleza.
Así que para aumentar las defensas, os animo a ver y escuchar el siguiente vídeo, donde podemos disfrutar del bello y coordinado vuelo de bandadas de estorninos.
La música es de Ludovico Einaudi, titulada: Primavera. 
 
 

3 de febrero de 2015

Delfines surfeando

Secuencia grabada con un dron en aguas australianas, en la que se observa a un numeroso grupo de Delfines saliendo y entrando en el agua... Lo normal en estos simpáticos mamíferos marinos.
En un momento determinado, el grupo se sincroniza para surfear la misma ola. Esto no sé si será normal, pero si sé que es bonito de ver :)