Recordando la infancia, ese tiempo en el que la inocencia inundaba mi persona, todo era grande desde mi punto de vista, disfrutaba con cualquier cosa, imaginaba otros mundos con ayuda de mis juguetes, vivía el momento sin preocupaciones que enredaran a mi pequeña mente... me sentía feliz.
Al llegar a la adolescencia mi inocencia se fué "disolviendo", mi ya no tan pequeña mente fué generando complejos y con estos la máscara que ocultaba mi verdadera personalidad, revelándome y enfadado con el mundo, ya no "veía" otros mundos como cuando era niño, solo el mío y distorsionado por los "malditos" complejos.
Seguramente algun@ se sentirá identificado con lo anterior, por desgracia la adolescencia para mí fué una etapa de sombras.
Bueno, ya dejando de escribir sobre mí lo que aconsejo es que;
Quitándonos cuanto antes la máscara que nos impide ser nosotros mismos, recuperaríamos la inocencia que habitaba y todavía está latente en nosotros, con la cual creo ( más bién estoy seguro) que seríamos más felices.
Ah! y que tampoco las sombras de los complejos nos atrapen de nuevo, porque somos como somos, únicos .
Al llegar a la adolescencia mi inocencia se fué "disolviendo", mi ya no tan pequeña mente fué generando complejos y con estos la máscara que ocultaba mi verdadera personalidad, revelándome y enfadado con el mundo, ya no "veía" otros mundos como cuando era niño, solo el mío y distorsionado por los "malditos" complejos.
Seguramente algun@ se sentirá identificado con lo anterior, por desgracia la adolescencia para mí fué una etapa de sombras.
Bueno, ya dejando de escribir sobre mí lo que aconsejo es que;
Quitándonos cuanto antes la máscara que nos impide ser nosotros mismos, recuperaríamos la inocencia que habitaba y todavía está latente en nosotros, con la cual creo ( más bién estoy seguro) que seríamos más felices.
Ah! y que tampoco las sombras de los complejos nos atrapen de nuevo, porque somos como somos, únicos .
Es que al fin y al cabo nuestra inocencia, nuestra infancia y todo nuestro "inicio" es el núcleo de nosotros mismos. Sólo cuando estemos en paz con nosotros mismos y nos aceptemos es cuando nos mostraremos tal cuál somos.
ResponderEliminarBonito texto.
Recuperar esa identidad nuestra que era tan auténtica cuando éramos niños es fundamental para reconciliarnos con el adulto de hoy y volver a soñar para ser felices.Realmente somos únicos y maravillosos tal cuál somos, y es verdad que muchas veces en la adolescencia construimos un castillo en el que escondemos nuestra verdadera identidad por miedos, pero lo importante es recuperarnos a nosotros mismos.Enhorabuena si lo conseguiste!!!un abrazo
ResponderEliminarHace algo más de un año que lo escribí, (que por cierto, tu me has recordado) y al volverme a leer considero que algo he avanzado en el sentido de ponerme cara a cara con mis sombras... pero ya sabes, aunque estas ya han sido disueltas, siempre habrá otras a las que enfrentarse en este mundo dúal de luz y oscuridad.
EliminarUn abrazo, Lechu!!