Dice la antigua medicina China, que el corazón es el emperador de un reino y sus súbditos, son nuestros órganos y nuestras emociones, como emperador rige la conciencia y como buen emperador se entera de todo lo que sucede en su reino.
Los sentimientos que le son propios son la alegría y el amor, pero el corazón también se altera con cualquier otra emoción: el miedo, la tristeza, la ansiedad, la ira, etc., todas afectan al emperador; la vida agitada, los sobresaltos, el estrés, la alimentación, los estimulantes... también hacen que el fuego del corazón aumente.
Hoy día está demostrado que ante cualquier alteración emocional nuestro corazón sufre, e incluso podría llegar a consecuencias trágicas si pertenece a una persona de edad avanzada.
El caso o la cuestión, es que normalmente no le prestamos la atención que merece un "emperador", (no lo asemejéis a los gobernantes actuales, estos más bien merecen poca) ya no por su alto estatus, sino por la capacidad que tiene de influir en los órganos y en las emociones.
Asi que nunca está demás intentar hacer que nuestro "fuego del corazón" disminuya, templando el exceso de fuego o agitación, es decir calmar nuestras emociones.
Al igual que intentamos calmar la mente, también podemos calmar al corazón... con el paso del tiempo y según indicaciones del médico, se podría prescindir de los estimulantes y/o relajantes.
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