Paciente y constante... sin prisas, continua creciendo engordando su tallo y desplegando sus hojas para atrapar la luz. En su particular vida se va forjando, haciéndose más fuerte para soportar las inclemencias del tiempo.
Curiosamente, su semilla comenzó a brotar en el mismo Mes en el qué creé este blog y en la misma época en la qué yo empecé a digamos, ver mi realidad "con otros ojos"... a cambiar mi antigua perspectiva y al igual qué esta pequeña planta, comenzar a forjar mi carácter empezando por enfrentarme, o mejor dicho, reconocer a mis propias sombras... encontrarme y conocerme a mi mismo.
El viaje continúa, es un proceso largo y a veces nada fácil. Habrá ocasiones en la qué saborearé el dulce sabor de la victoria, en otras aprenderé las lecciones qué me ofrecen las derrotas.
Os dejo con unas fotos de mi querido bon (árbol) sai (tiesto).
¡Qué bonito! una metáfora de tu propio crecimiento. Enhorabuena por tu bonsai y por tener la sensibilidad que te permite apreciar esas cosas tan sencillas.
ResponderEliminarMuchas gracias, Julia.
Eliminaresto es una historia de vida :)
ResponderEliminarAsí es, Alicia :)
EliminarGenial entrada. Y, ten cuidado con las sombras.
ResponderEliminar¡Sigue creciendo... Bon...sai¡
Gracias!!
EliminarEn ello está, espero qué llegue a ser un frondoso arbolito.
Me gusta esa analogía (jeje) que has hecho con el bonsai. Es el reflejo de ti mismo, buscando tu propia forma de crecer (sobre todo por dentro). Ya sabes, vendrán días peores y otros en los que te reafirmes una y otra vez en buscar tu propia luz que te haga tirar pa'riba.
ResponderEliminarUn abrazo con olor a limón...
Gracias psicóloga (aunque luego te "partas"), ya sabes, me gustan las analogías o metáforas ;)
EliminarOtro abrazo para tí con olor a lo qué te guste!!