Con esta marcha, el 15-M pretende «internacionalizar» el movimiento, «extenderlo a otros países para entre todos reivindicar que otro mundo es posible», aseguró ayer Mario, uno de sus integrantes.
En el mismo sentido se expresó su compañero Jano, para quien el hecho de ir a Bruselas supone hacer «visible» su protesta ante las principales instituciones europeas. «En un mundo globalizado la reclamación no puede ser exclusivamente local, cuando nosotros estamos pidiendo justicia social y que se controle el poder de las grandes empresas», agregó.
Esta marcha de ‘indignados’ partió de Madrid el pasado 26 de julio y tiene previsto llegar a Bruselas el próximo 8 de octubre tras pasar por París el 17 de septiembre. Una semana después de su aterrizaje en la capital belga se celebrará una gran manifestación a la que se unirán marchas procedentes de distintos países.
En este recorrido por carreteras comarcales, que mañana les llevará a Monasterio de Rodilla, los ‘indignados’ se han sentido «acogidos» por la gente de los pueblos. «Se está produciendo una movilización política generalizada en poblaciones grandes y pequeñas», afirmó Jano, si bien dijo que en algunas localidades «nos han hecho instalarnos en polideportivos en un intento claro de ocultarnos».
Los participantes en la marcha y miembros del movimiento en Burgos celebraron por la tarde una asamblea en la Plaza Mayor en la que recogieron y debatieron propuestas. Su intención era pernoctar en el corazón de la ciudad.
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