¡Cuánto valor nos damos a nosotros mismos!
Lo pongo entre exclamaciones, por que más que una pregunta, es una afirmación de la que cada vez soy más consciente.
Entre las diferentes quejas y dramas que nos metemos en la mochila, dicho metafóricamente, o en la mente dicho psicológicamente. Le sumamos los torpedos que día si y día también nos envían desde el exterior, se genera una "pelota" que impide que miremos algo más allá.
Creo que no solo uno mismo es responsable de cargar con toda esta forma egoísta y orgullosa de ser... Parece o me da la sensación, de que a los del exterior (si, esos "poderosos" que nos gobiernan) no les interesa cultivar valores más empáticos y altruistas.
Tras este ataque de la realidad que veo a diario, no quiero acabar así.
Quiero tener fé en que en estos momentos de incertidumbre que vivimos en los países "desarrollados", (Los otros países estoy seguro que ya lo aplican) son una gran oportunidad para levantar la cabeza y dejar de mirarnos tanto el ombligo.
7 de abril de 2013
3 de abril de 2013
Atención presente
El estilo de vida que promueven las grandes corporaciones y los programas de TV. construye la idea de que la felicidad está relacionada con el dinero, la fama o la belleza, pero uno de los estudios más extensos sobre el tema muestra que la acumulación de bienes materiales no tiene una fuerte correlación con la felicidad.
La iniciativa Track Your Happiness, encabezada por Matt Killingsworth, encontró que la atención en el presente es el factor que mayor relación tiene con la felicidad. Utilizando una aplicación móvil, Killingsworth registró los estados de ánimo de cientos de personas en diferentes países correlacionándolo con una serie de respuestas a preguntas como ¿qué estás haciendo ahora? La divagación mental fue igualmente una de las actividades que mayor relación tiene con la infelicidad.
“La felicidad tiene mucho que ver con el contenido de cada momento”, dice Killinsworth. Y este contenido generalmente es mejor recibido cuando es directamente resultado de la actividad inmediata, de lo que esterotípicamente se llama “el aquí y el ahora”.
El estudio muestra que estar enfocados en el presente nos hace aún más felices que divagar mentalmente en cosas placenteras. Concentrarnos en acciones que generalmente son poco placenteras es también más benéfico para nuestro estado de ánimo que divagar durante estas acciones (por ejemplo, concentrarse en conducir un coche en el tráfico nos produce mayor bienestar, que divagar mientras conducimos en el tráfico). Existe una especie de conspiración benéfica en el funcionamiento de nuestro cerebro para que nos adentremos en el instante presente.
Por si eso fuera poco, Killinsgworth concluye que la divagación mental no es una consecuencia de la infelicidad, pero que la atención presente sí puede considerarse una causa de la felicidad.
Los felices beneficios de la atención presente parecen tener que ver con la relajación de la mente. Pensar en cosas que no están en donde estamos, que no sucederán hasta después o que ya han sucedido nos genera comúnmente estrés, en parte porque no podemos hacer nada en ese instante para modificarlas. No estar concentrado en el presente es una forma de invitar fantasmas a nuestra vida. Por otro lado, no estar atentos al presente es una forma poco eficiente de operar en nuestra vida cotidiana, lo cual seguramente –cuando nos damos cuenta de que no hemos hecho nuestro trabajo o de que han pasado horas y ya no fuimos a correr al parque, como nos habíamos repetido– contribuye a generar estrés, una angustia de la procrastinación (según Killingsworth pasamos en promedio 47% del tiempo divagando). En cambio, la atención en el presente no sólo nos permite una mayor proficiencia, refuerza hábitos positivos que se traducen también en mejor aprendizaje y funcionamiento cerebral.
Un estudio de la Universidad de Santa Barbara mostró que un grupo de personas que recibieron un curso de apenas dos semanas de lo que se conoce en inglés como mindfullness (atención mental total) lograron mejores resultados en pruebas cognitivas. El curso consistió en técnicas de meditación y de concentración, entre ellas comer una fruta sin pensar en otra cosa más que comer una fruta.
La iniciativa Track Your Happiness, encabezada por Matt Killingsworth, encontró que la atención en el presente es el factor que mayor relación tiene con la felicidad. Utilizando una aplicación móvil, Killingsworth registró los estados de ánimo de cientos de personas en diferentes países correlacionándolo con una serie de respuestas a preguntas como ¿qué estás haciendo ahora? La divagación mental fue igualmente una de las actividades que mayor relación tiene con la infelicidad.
“La felicidad tiene mucho que ver con el contenido de cada momento”, dice Killinsworth. Y este contenido generalmente es mejor recibido cuando es directamente resultado de la actividad inmediata, de lo que esterotípicamente se llama “el aquí y el ahora”.
El estudio muestra que estar enfocados en el presente nos hace aún más felices que divagar mentalmente en cosas placenteras. Concentrarnos en acciones que generalmente son poco placenteras es también más benéfico para nuestro estado de ánimo que divagar durante estas acciones (por ejemplo, concentrarse en conducir un coche en el tráfico nos produce mayor bienestar, que divagar mientras conducimos en el tráfico). Existe una especie de conspiración benéfica en el funcionamiento de nuestro cerebro para que nos adentremos en el instante presente.
Por si eso fuera poco, Killinsgworth concluye que la divagación mental no es una consecuencia de la infelicidad, pero que la atención presente sí puede considerarse una causa de la felicidad.
Acostumbrarse a enfocarse en el presente evidentemente nos permite concentrarnos con mayor facilidad cuando nos enfrentamos a cualquier tarea, lo cual es la mejor forma de potencializar nuestro desempeño. Mantener la atención en el presente se revela como un estado de meditación o una meditación en movimiento, según la actividad que se realice. La meditación genera hormonas y neurotransmisores que mantienen a punto el sistema inmune –como la oxitocina o la serotonina.
Fuentes: pijamasurf - alternet.org
30 de marzo de 2013
El Universo, según N. DG. Tyson
¿Cual es el hecho más sorprendente que puede compartir con nosotros sobre el Universo?
El astrofísico Dr. Neil DeGrasse Tyson responde a la pregunta:
El astrofísico Dr. Neil DeGrasse Tyson responde a la pregunta:
22 de marzo de 2013
Los beneficios de caminar
Ante un problema determinado que ronda por nuestra mente y que hace que el cuerpo genere estrés, seguro que muchos habéis sentido la necesidad de salir... Unos habrán optado por acudir a un bar o pub que consideran acogedor, y otros a dar una simple caminata por un parque, playa o ciudad. Para después volver a casa mucho mejor.
A veces, todo lo que necesitas para solucionar tus problemas es un paseo agradable.
Nuevas investigaciones muestran que salir a caminar tiene numerosos beneficios para nuestra salud, tanto física como mental.
Rosamund E. Harding dice en su libro de 1932, An Anatomy of Inspiration:
Caminar es gratis, no se trata de promover más un estilo de vida saludable y los valores del ejercicio, sino de reencontrar una conexión y un ritmo con nuestra ciudad y nuestro entorno. De recordarnos que no somos árboles para permanecer en un sólo sitio, y también para ponernos a disponibilidad de una aventura.
Nuevas investigaciones muestran que salir a caminar tiene numerosos beneficios para nuestra salud, tanto física como mental.
"Es posible que el movimiento rítmico del carruaje, del tren, de un caballo y, en menor medida, del caminar, puedan producir en mentes sensibles un efecto ligeramente hipnótico que conduzca a un estado mental más favorable al nacimiento de las ideas".
Enlaces a los estudios:
18 de marzo de 2013
Diez ilusiones visuales explicadas y una sin explicación
"Si tuviéramos un cerebro que utilizase otra estrategia para entender el mundo, podríamos ver de forma muy diferente. Otros animales, por ejemplo, no caen en las mismas ilusiones que nosotros".
El neurocientífico Luis Miguel Martínez Otero nos ayuda a desentrañar la manera en que nuestro cerebro reinterpreta la realidad y nos explica algunas de las “ilusiones visuales” más conocidas.
"El cerebro funciona de una manera estadística", asegura, "no puede analizar toda la información de ahí fuera, ha aprendido a extraer lo más relevante en cada situación y, a partir de esos paquetes de información, extrapola y saca conclusiones". En ocasiones, mientras interpreta esos datos en base a la experiencia, el cerebro 'falla' y "la interpretación que hace no se corresponde con la realidad física de lo que hay ahí fuera".
El neurocientífico Luis Miguel Martínez Otero nos ayuda a desentrañar la manera en que nuestro cerebro reinterpreta la realidad y nos explica algunas de las “ilusiones visuales” más conocidas.
Pero, ¿realmente nos engaña el cerebro? A Martínez Otero no le gusta esta expresión tan común porque no es del todo correcta. "En realidad el cerebro acierta prácticamente siempre, es uno de los sistemas más fiables de detección de estímulos que conocemos. Lo que pasa es que recibe información que no es completa".
"El cerebro funciona de una manera estadística", asegura, "no puede analizar toda la información de ahí fuera, ha aprendido a extraer lo más relevante en cada situación y, a partir de esos paquetes de información, extrapola y saca conclusiones". En ocasiones, mientras interpreta esos datos en base a la experiencia, el cerebro 'falla' y "la interpretación que hace no se corresponde con la realidad física de lo que hay ahí fuera".
Más info: La información.com
14 de marzo de 2013
Cuento - Las galletas
Una señora debía viajar en tren. Cuando esta llegó a la estación, le informaron de que su tren se retrasaría aproximadamente una hora. Un poco fastidiada, se compró una revista, un paquete de galletas y una botella de agua. Buscó un banco en el andén central y se sentó, preparada para la espera.
Mientras ojeaba la revista, un joven se sentó a su lado y comenzó a leer un diario. De pronto, sin decir una sola palabra, estiró la mano, tomó el paquete de galletas, lo abrió y comenzó a comer. La señora se molestó un poco; no quería ser grosera pero tampoco hacer de cuenta que nada había pasado. Así que, con un gesto exagerado, tomó el paquete, sacó una galleta y se la comió mirando fijamente al joven.
Como respuesta, el joven tomó otra galleta y, mirando a la señora a los ojos y sonriendo, se la llevó a la boca. Ya enojada, ella cogió otra galleta y, con ostensibles señales de fastidio, se la comió mirándolo fijamente.
El diálogo de miradas y sonrisas continuó entre galleta y galleta. La señora estaba cada vez más irritada, y el muchacho cada vez más sonriente. Finalmente, ella se dio cuenta de que sólo quedaba una galleta, y pensó: "No podrá ser tan caradura" mientras miraba alternativamente al joven y al paquete. Con mucha calma el joven alargó la mano, tomó la galleta y la partió en dos. Con un gesto amable, le ofreció la mitad a su compañera de banco.
-¡Gracias! -dijo ella tomando con rudeza el trozo de galleta.
-De nada -contestó el joven sonriendo, mientras comía su mitad.
Entonces el tren anunció su partida. La señora se levantó furiosa del banco y subió a su vagón. Desde la ventanilla, vio al muchacho todavía sentado en el andén y pensó: "¡Qué insolente y mal educado! ¡Qué será de nuestro mundo!" De pronto sintió la boca reseca por el disgusto. Abrió su bolso para sacar la botella de agua y se quedó estupefacta cuando encontró allí su paquete de galletas intacto.
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Cuántas veces nuestros prejuicios y decisiones apresuradas nos hacen valorar erróneamente a los demás y cometer graves equivocaciones. Cuántas veces la desconfianza, ya instalada en nosotros, hace que juzguemos arbitrariamente a las personas y las situaciones, encasillándolas en ideas preconcebidas alejadas de la realidad.
"Peleando, juzgando antes de tiempo y alterándose no se consigue jamás lo suficiente; pero siendo justo, cediendo y observando a los demás con una simple cuota de serenidad, se consigue más de lo que se espera". (proverbio)
Publicado por
Manu
en
20:00
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8 de marzo de 2013
La nueva realidad - Jordi Pigem
Fuente: casa del libro
En un mundo hasta ahora dominado por el dinero y protagonizado por conciencias dudosas, la Humanidad se está dando cuenta, poco a poco, de que la realidad que nos envuelve es distinta a lo que habíamos creído, por lo que requiere un cambio drástico en nuestra forma de afrontarla. Pigem cree que la realidad economicista ha dejado de sostenerse y que debemos abrir los ojos hacia lo que nos revelan las últimas investigaciones sobre el cerebro humano y la física cuántica, que proporcionan claves sobre cómo relacionarnos de una forma más justa y satisfactoria desde el punto de vista emocional y colectivo.
El autor traza un rápido camino hacia sus conclusiones, indicándonos dónde estamos, quiénes somos, de dónde venimos y adónde vamos, desgranando en cada uno de estos apartados conceptos tales como la ciega lógica del sistema, la mente calculadora, el individualismo como método, o el cambio final de rumbo.
Así pues, si el mundo ya no debería regirse por la simple teoría económica, es necesario que pongamos en marcha modos de luchar contra las diversas crisis que nos afectan (económica, ética, ecológica y epistémica), y que aprovechemos la circunstancia para poner en duda antiguas certezas, como hizo la física cuántica en su campo, evitando encontrar soluciones rápidas que sólo creen nuevos problemas en el futuro. El paradigma, en este sentido, debe cambiar.
De la misma manera que la física cuántica, que afirma que la realidad está entrelazada, habría que alcanzar una conciencia cuántica, donde se hable más de relaciones que de objetos.
Fuente: noticiasdelaciencia
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