18 de marzo de 2013

Diez ilusiones visuales explicadas y una sin explicación

"Si tuviéramos un cerebro que utilizase otra estrategia para entender el mundo, podríamos ver de forma muy diferente. Otros animales, por ejemplo, no caen en las mismas ilusiones que nosotros".

El neurocientífico Luis Miguel Martínez Otero nos ayuda a desentrañar la manera en que nuestro cerebro reinterpreta la realidad y nos explica algunas de las “ilusiones visuales” más conocidas.

Pero, ¿realmente nos engaña el cerebro? A Martínez Otero no le gusta esta expresión tan común porque no es del todo correcta. "En realidad el cerebro acierta prácticamente siempre, es uno de los sistemas más fiables de detección de estímulos que conocemos. Lo que pasa es que recibe información que no es completa".


"El cerebro funciona de una manera estadística", asegura, "no puede analizar toda la información de ahí fuera, ha aprendido a extraer lo más relevante en cada situación y, a partir de esos paquetes de información, extrapola y saca conclusiones". En ocasiones, mientras interpreta esos datos en base a la experiencia, el cerebro 'falla' y "la interpretación que hace no se corresponde con la realidad física de lo que hay ahí fuera".

14 de marzo de 2013

Cuento - Las galletas


Una señora debía viajar en tren. Cuando esta llegó a la estación, le informaron de que su tren se retrasaría aproximadamente una hora. Un poco fastidiada, se compró una revista, un paquete de galletas y una botella de agua. Buscó un banco en el andén central y se sentó, preparada para la espera.

Mientras ojeaba la revista, un joven se sentó a su lado y comenzó a leer un diario. De pronto, sin decir una sola palabra, estiró la mano, tomó el paquete de galletas, lo abrió y comenzó a comer. La señora se molestó un poco; no quería ser grosera pero tampoco hacer de cuenta que nada había pasado. Así que, con un gesto exagerado, tomó el paquete, sacó una galleta y se la comió mirando fijamente al joven.

Como respuesta, el joven tomó otra galleta y, mirando a la señora a los ojos y sonriendo, se la llevó a la boca. Ya enojada, ella cogió otra galleta y, con ostensibles señales de fastidio, se la comió mirándolo fijamente.

El diálogo de miradas y sonrisas continuó entre galleta y galleta. La señora estaba cada vez más irritada, y el muchacho cada vez más sonriente. Finalmente, ella se dio cuenta de que sólo quedaba una galleta, y pensó: "No podrá ser tan caradura" mientras miraba alternativamente al joven y al paquete. Con mucha calma el joven alargó la mano, tomó la galleta y la partió en dos. Con un gesto amable, le ofreció la mitad a su compañera de banco.

-¡Gracias! -dijo ella tomando con rudeza el trozo de galleta.

-De nada -contestó el joven sonriendo, mientras comía su mitad.

Entonces el tren anunció su partida. La señora se levantó furiosa del banco y subió a su vagón. Desde la ventanilla, vio al muchacho todavía sentado en el andén y pensó: "¡Qué insolente y mal educado! ¡Qué será de nuestro mundo!" De pronto sintió la boca reseca por el disgusto. Abrió su bolso para sacar la botella de agua y se quedó estupefacta cuando encontró allí su paquete de galletas intacto.
                           -------------------------------------------------------

Cuántas veces nuestros prejuicios y decisiones apresuradas nos hacen valorar erróneamente a los demás y cometer graves equivocaciones. Cuántas veces la desconfianza, ya instalada en nosotros, hace que juzguemos arbitrariamente a las personas y las situaciones, encasillándolas en ideas preconcebidas alejadas de la realidad.

"Peleando, juzgando antes de tiempo y alterándose no se consigue jamás lo suficiente; pero siendo justo, cediendo y observando a los demás con una simple cuota de serenidad, se consigue más de lo que se espera". (proverbio)

8 de marzo de 2013

La nueva realidad - Jordi Pigem

Las crisis del mundo de hoy reflejan una profunda transformación de la conciencia y de la realidad. Se está derrumbando un mundo obsoleto que pone el dinero por delante de las personas y las abstracciones por delante de la vida. Pero al mismo tiempo, una nueva realidad, sigilosamente, está naciendo. En los últimos cien años la física cuántica y otras áreas del saber nos han estado mostrando que el mundo no es como pensábamos. No está hecho de objetos sino de relaciones. Se entiende mejor con el lenguaje de la imaginación, la creatividad y el corazón que con el de las leyes, fórmulas y conceptos. Hoy vivimos entre dos mundos, entre dos realidades. El autor analiza las contradicciones de la economía contemporánea como caso clínico de todo lo que no funciona en el viejo paradigma, en la vieja realidad, y nos conduce a la nueva realidad fascinante que hoy nos revela la física y la neurociencia. Una nueva realidad que no es otra que la que ya entrevieron los sabios de muchas culturas y épocas, y que hoy nos guía hacia una sociedad más justa y una vida más plena.

Doctor en Filosofía, Jordi Pigem se esfuerza en este breve libro en poner de manifiesto lo que él llama una “nueva realidad”, una realidad palpable que, en el marco de la crisis actual, huye de la visión anticuada y a todas luces errónea de la vieja economía, para abrazar lo que se denomina “conciencia cuántica”, un concepto que se apoya en las nuevas revelaciones de la física y la neurociencia.

En un mundo hasta ahora dominado por el dinero y protagonizado por conciencias dudosas, la Humanidad se está dando cuenta, poco a poco, de que la realidad que nos envuelve es distinta a lo que habíamos creído, por lo que requiere un cambio drástico en nuestra forma de afrontarla. Pigem cree que la realidad economicista ha dejado de sostenerse y que debemos abrir los ojos hacia lo que nos revelan las últimas investigaciones sobre el cerebro humano y la física cuántica, que proporcionan claves sobre cómo relacionarnos de una forma más justa y satisfactoria desde el punto de vista emocional y colectivo.

El autor traza un rápido camino hacia sus conclusiones, indicándonos dónde estamos, quiénes somos, de dónde venimos y adónde vamos, desgranando en cada uno de estos apartados conceptos tales como la ciega lógica del sistema, la mente calculadora, el individualismo como método, o el cambio final de rumbo.

Así pues, si el mundo ya no debería regirse por la simple teoría económica, es necesario que pongamos en marcha modos de luchar contra las diversas crisis que nos afectan (económica, ética, ecológica y epistémica), y que aprovechemos la circunstancia para poner en duda antiguas certezas, como hizo la física cuántica en su campo, evitando encontrar soluciones rápidas que sólo creen nuevos problemas en el futuro. El paradigma, en este sentido, debe cambiar.

De la misma manera que la física cuántica, que afirma que la realidad está entrelazada, habría que alcanzar una conciencia cuántica, donde se hable más de relaciones que de objetos.

3 de marzo de 2013

Cuando nadie me ve...

Cuando un sentimiento de rencor me invade, mi corazón se altera.
Dirijo mi atención hacia este sentimiento y le pregunto; ¿por qué estás aquí?... no me responde. Noto como dicho sentimiento, comienza a alejarse. Mi corazón vuelve a sus pulsaciones habituales.

Cuando un pensamiento perturbador se instala en mi mente, mi corazón se altera.
Entonces pregunto a mi mente; ¿cual será el próximo pensamiento?... no me responde.
Pero siento como el pensamiento se va disolviendo, al igual que una nube en el cielo arrastrada por las corrientes atmosféricas. Mi corazón se relaja, vuelve a latir con normalidad.



No, no me he ido a vivir a los montes del Himalaya con los monjes Tibetanos, ni lo deseo, prefiero seguir experimentando las situaciones que nos brinda la vida.
Solo he querido expresar en pocas palabras una pequeña introspección, enfocándola en el órgano tan importante y escondido dentro de nosotros llamado corazón, o por hacer una metáfora, el motor que hace que la sangre recorra por todo nuestro cuerpo y el que además, como todo motor, también genera energía.

26 de febrero de 2013

La puerta negra

Erase una vez en el país de las mil y una noches...
En este país había un rey que era muy polémico por sus acciones, tomaba a los prisioneros de guerra y los llevaba hacia una enorme sala. Los prisioneros eran colocados en grandes hileras en el centro de la sala y el rey gritaba diciéndoles:
- "Les voy a dar una oportunidad, miren el rincón del lado derecho de la sala."
Al hacer esto, los prisioneros veían a algunos soldados armados con arcos y flechas, listos para cualquier acción.

-"Ahora, continuaba el rey, miren hacia el rincón del lado izquierdo."
Al hacer esto, todos los prisioneros notaban que había una horrible y grotesca puerta negra, de aspecto dantesco, cráneos humanos servían como decoración y el picaporte para abrirla era la mano de un cadáver. En verdad, algo verdaderamente horrible solo de imaginar, mucho más para ver.


El rey se colocaba en el centro de la sala y gritaba: - "Ahora escojan, ¿qué es lo que ustedes quieren? ¿Morir clavados por flechas o abrir rápidamente aquella puerta negra mientras los dejo encerrados allí? Ahora decidan, tienen libre albedrío, escojan."

Todos los prisioneros tenían el mismo comportamiento: a la hora de tomar la decisión, ellos llegaban cerca de la horrorosa puerta negra de más de cuatro metros de altura, miraban los cadáveres, la sangre humana y los esqueletos con leyendas escritas del tipo: "viva la muerte", y decidían: -"Prefiero morir atravesado por las fechas."
Uno a uno, todos actuaban de la misma forma, miraban la puerta negra y a los arqueros de la muerte y decían al rey:
- "Prefiero ser atravesado por flechas a abrir esa puerta y quedarme encerrado".
Millares optaron por lo que estaban viendo: la muerte por las flechas.

Un día, la guerra terminó. Pasado el tiempo, uno de los soldados del "pelotón de flechas" estaba barriendo la enorme sala cuando apareció el rey. El soldado con toda reverencia y un poco temeroso, preguntó: - "Sabes, gran rey, yo siempre tuve una curiosidad, no se enfade con mi pregunta, pero, ¿qué es lo que hay detrás de aquella puerta negra?"

El rey respondió: Pues bien, ve y abre esa puerta negra."

El soldado, temeroso, abrió cautelosamente la puerta y sintió un rayo puro de sol besar el suelo de la enorme sala, abrió un poco más la puerta y más luz y un delicioso aroma a verde llenaron el lugar.
El soldado notó que la puerta negra daba hacia un campo que apuntaba a un gran camino. Fue ahí que el soldado se dio cuenta de que la puerta negra llevaba hacia la libertad.

Autor desconocido (al menos para mí)



La puerta representa nuestros miedos e inseguridades.
Muchos tenemos una puerta negra dentro de nuestra mente. Para algunos la puerta negra es el miedo a lo desconocido, para otros es una certeza de no ser capaz, una inseguridad que paraliza, o una frustración.

¿Qué ocurriría si no atravesamos y transitamos tras estas "puertas"?... Al igual que los prisioneros del cuento, nos quedaremos sin ver lo que hay tras ellas.
Cuando decidimos dar un paso más allá del miedo, encontraremos un rayo de sol entrando en nuestra vida.
Abre tu puerta negra y deja que el Sol te inunde.

21 de febrero de 2013

Bonsai de limonero XI

Onceava publicación en la que el pequeño "bonsi" (así lo llamo) ha cumplido 30 Meses, o lo que es lo mismo, 2 años y medio.

Continúa creciendo... Desde hace 4 meses ha estado evolucionando la ramificación de la derecha, saliendo de su todavía joven tronco, del cúal también he apreciado que aumenta su grosor.






18 de febrero de 2013

Demuestran que el principio de incertidumbre funciona en objetos macroscópicos

-El principio de incertidumbre:

Como una definición simple, podemos señalar que se trata de un concepto que describe que el acto mismo de observar cambia lo que se está observando.
En 1927, el físico alemán Werner Heisenberg se dio cuenta de que las reglas de la probabilidad que gobiernan las partículas subatómicas nacen de la paradoja de que dos propiedades relacionadas de una partícula no pueden ser medidas exactamente al mismo tiempo. Por ejemplo, un observador puede determinar o bien la posición exacta de una partícula en el espacio o su momento (el producto de la velocidad por la masa) exacto, pero nunca ambas cosas simultáneamente. Cualquier intento de medir ambos resultados conlleva a imprecisiones.

Cuando un fotón emitido por una fuente de luz colisiona con un electrón (turquesa), el impacto señala la posición del electrón. En el proceso, sin embargo, la colisión cambia la velocidad del electrón. Sin una velocidad exacta, el impulso del electrón en el momento de la colisión es imposible de medir.

Artículo publicado en la web: Abc
Un equipo de físicos de la Universidad de Colorado ha conseguido ver por primera vez a la mecánica clásica y a la cuántica operando al mismo tiempo

Un equipo de físicos de la Universidad de Colorado ha conseguido demostrar que el principio de incertidumbre, una de las reglas más conocidas de la física cuántica, también funciona en los objetos macroscópicos (los que son visibles sin necesidad de un microscopio).

El principio de incertidumbre, descrito por el físico Werner Heisenberg hace casi un siglo, establece que el mero hecho de observar una partícula subatómica, como un electrón, altera su estado natural y no nos permite, por lo tanto, averiguar todas sus características. En otras palabras, si tratamos de saber dónde se encuentra esa partícula, nos resultará imposible conocer su «momento», es decir, su cantidad de movimiento lineal, y si medimos su momento, no podremos saber dónde se encuentra.

En teoría, el principio es válido para cualquier tipo de objeto, sin importar su tamaño, pero resulta medible solo en la escala subatómica, donde las reglas de la mecánica cuántica son más evidentes y decisivas. Ahora, en un artículo que publica esta semana la revista Science, los físicos de la Universidad de Colorado afirman que han conseguido detectar los efectos del principio de incertidumbre en un objeto macroscópico, en conreto, en un pequeño tambor de medio milímetro de longitud.

El principio de incertidumbre asegura que el mero hecho de observar una partícula la modifica sin remedio. Por ejemplo, si utilizamos un fotón (una partícula de luz) para observar en un microscopio a un electrón, ambos chocarán y el momento del electrón se alterará para siempre. Es como si la única forma de observar un coche en movimiento fuera lanzando otro contra él. Al producirse la colisión sabríamos exactamente dónde está el coche, pero nos sería imposible saber de dónde venía ni a qué velocidad iba.

Según explica Tom Purdy, autor principal del experimento, cuanto mayor sea un objeto, más pequeño será el efecto que provoca un fotón cuando choca contra él, haciendo que el principio de incertidumbre sea menos relevante cuanto mayor sea el tamaño de lo que queremos observar. La visión humana es posible precisamente porque nuestra retina recibe el impacto de los fotones que rebotan sobre los objetos que estamos observando.

En los últimos años, sin embargo, los físicos han logrado ir aumentando el tamaño de los objetos en los que el principio de incertidumbre se hace evidente. Pero nunca lo habían conseguido con un objeto visible a ojo desnudo. Purdy y su equipo construyeron un pequeño tambor de medio milímetro a base de nitruro de silicio, un material cerámico que se usa en la construcción de naves espaciales, y rodeado por un pequeño marco de silicio.

Después colocaron el pequeño tambor entre dos espejos y enfocaron sobre el un haz de luz láser. En esencia, la medición del tambor se produce cuando los fotones de luz rebotan sobre él y se reflejan en los espejos. Si se aumenta el número de fotones, los espejos empiezan a vibrar, reduciendo la precisión de la observación. Cuantos más fotones se lancen contra el tambor, mayor será la vibración de los espejos. Y es esa vibración, precisamente, la prueba del principio de incertidumbre en acción.

El hallazgo puede resultar de gran utilidad, por ejemplo, en la caza de «ondas gravitacionales», predichas por la relatividad general de Einstein pero nunca detectadas hasta ahora. El experimento de Purdy y sus colegas ha permitido, por primera vez, ver a la mecánica clasica y a la cuántica operando al mismo tiempo y en la misma escala.