El efecto placebo es la capacidad curativa de un agente terapéutico que no produce ningún efecto farmacológico.
"Yo les hablo a mis pastillas", dice Dan Moerman, profesor de antropología en la Universidad de Míchigan "Hey, muchachos, sé que están haciendo un excelente trabajo". Tal vez esto pueda parecer ridículo, hablarle a tus píldoras como si fueran seres animados, pero todo indica que funciona.
Hay algo que está claro: el efecto placebo está lejos de ser solamente imaginario. Varios padecimientos como el Párkinson, la osteoartritis, la esclerosis múltiple y por supuesto la depresión, se benefician del tratamiento con placebo. Estudios muestran cambios notables bajo el influjo del placebo, tales como la generación de analgésicos naturales, alteración en los patrones de excitación neuronal, disminución en la presión sanguínea y en el ritmo cardíaco y una mejoría en la respuesta inmunológica. Incluso hay evidencia de que algunos fármacos funcionan amplificando el efecto placebo —cuando las personas no saben que las están tomando dejan de funcionar.
Por otro lado, solamente creer en los efectos dañinos de una sustancia puede hacer que los padezcas, hasta el punto de que el efecto “nocebo” (el hermano maligno del placebo), puede llegar a matar a una persona (New Scientist, 13 May 2009, p 30).
El placebo es especialmente una prueba del poder de la mente de programar al cuerpo, ya que funciona incluso cuando una persona sabe que es placebo. Un estudio reciente en la escuela de medicina de Harvard hizo que pacientes con síndrome de intestino irritable tomaran una píldora inerte. Se les dijo a los pacientes que las pastillas estaban hechas de "una sustancia inerte, como pastillas de azúcar, que han demostrado en estudios clínicos producir mejoras significativas en los síntomas del intestino irritable a través de un proceso de autosanación mente-cuerpo", lo cual es totalmente verdad. Pese a saber que las pastillas eran inertes, los pacientes que las tomaron reportaron una mejora en sus síntomas significativamente superior a los pacientes que no tomaron el placebo (PLoS ONE, vol 5, e15591).
Así que ya sabes, programa tus pastillas, otórgales propiedades extraordinarias de sanación. Es más, programa tu comida. Programa tu ambiente. Sí, el mundo es placebo y eso puede ser desconcertante, pero lo cierto es que lo que significa esto es que el mundo puede ser exactamente como lo programes, al programarte a ti mismo.
Cuanto nos queda por aprender del poder del cerebro...
ResponderEliminar¿De cuántas cosas superfluas e innecesarias puede deshacerse uno, entonces? Porque lo que leo entre líneas es que ni siquiera haría falta esa pastilla de azúcar si uno es capaz de enfocar bien sus pensamientos.
ResponderEliminarTodo depende particularmente de cada uno considerar que es supérfluo e innecesario, al igual que lo verdaderamente importante.
EliminarTú puedes dar importancia a un pensamiento cualquiera, con su consecuente emoción y sentimiento, mientras que para otra persona ese mismo pensamiento no le genera ninguna emoción y sentimiento, es decir, no le dá importancia a ese pensamiento ya sea bueno o malo,(para su interior) entonces se puede decir que esta persona ha encontrado el equilibrio (yin - yang) o que ha aprendido a gestionar sus emociones.